El senador Flávio Bolsonaro, hijo mayor del expresidente Jair Bolsonaro, anunció esta semana que buscará la presidencia de Brasil en 2026, horas después de que su padre comenzara a cumplir una condena de 27 años de prisión. 

Según Flávio, la decisión no es personal, sino un encargo directo de su progenitor: 

“Con gran responsabilidad confirmo la decisión del mayor líder político y moral de Brasil … de encomendarme la misión de continuar nuestro proyecto nacional”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter). 

Su anuncio tiene el respaldo formal del partido al que pertenece, Partido Liberal (PL), que ya lo perfila como candidato frente al actual presidente.

UN GIRO INESPERADO EN EL MAPA POLÍTICO

La proclamación de Flávio interrumpe —al menos por ahora— las expectativas de que otro referente del ala derechista, Tarcísio de Freitas, gobernador de Sao Paulo, asumiera el liderazgo. Durante meses, muchos analistas lo consideraron el sucesor natural, pero según versiones internas, la designación de Flávio habría sido impuesta por lealtad al legado familiar, desplazando a figuras externas.

Para varios expertos, la decisión significa que —aunque cárcel mediante— Jair Bolsonaro mantiene un peso considerable en el tablero político. Su nombre sigue siendo central en el discurso de un sector de electores conservadores, que ahora proyecta su confianza en Flávio como continuador del “bolsonarismo”.

CONTEXTO JUDICIAL Y POLÍTICO QUE RODEA LA CANDIDATURA

El anuncio llega apenas semanas después de que la Suprema Corte Federal de Brasil lo condenara por conspirar para un golpe de Estado tras las elecciones de 2022 —una condena histórica para un exmandatario de Brasil. 

Jair Bolsonaro, actualmente de 70 años, no podrá postularse a cargos públicos al menos hasta 2030, debido a otro proceso en su contra. Así, la designación de Flávio parece pensada para mantener vivo el proyecto político construido durante los últimos años.

Por su parte, Flávio fue elegido senador en 2018 y antes fue legislador estatal en Río de Janeiro. A lo largo de su carrera enfrentó acusaciones de malversación de fondos públicos, vinculadas a las oficinas políticas de la familia Bolsonaro. Aunque fue investigado, los tribunales terminaron desestimando esos cargos; él siempre negó cualquier irregularidad.

QUÉ PODRÍA VENIR DE AQUÍ

• En los próximos meses, el PL —y eventualmente otros aliados del bolsonarismo— deberán definir formalmente si apoyan a Flávio, o si impulsan negociaciones con otras figuras.

• El éxito de su candidatura dependerá en gran parte de su capacidad para consolidar la base electoral de su padre, hoy fragmentada y parcialmente desmoralizada por las condenas recientes.

• La evolución del juicio de su padre —y la posibilidad de amnistía, perdón o reformulación de los cargos— mantendrán vigente su influencia simbólica.

• Si logra ser nominado formalmente, Flávio deberá enfrentar la fuerte disyuntiva entre representar continuidad ideológica y convencer a una parte del electorado que rechaza el extremismo, pero siente nostalgia por los años 2019–2022.

Con información de AP