Trump presume que presiona a Maduro para golpear a Rusia
El presidente de Estados Unidos compartió un artículo que vincula su estrategia contra Venezuela con un plan para restar poder a Moscú.
El presidente Donald J. Trump difundió en su red social un artículo que interpreta su política hacia Venezuela como parte de un esfuerzo mayor para cercar al gobierno del Vladimir Putin.
El texto sostiene que la permanencia del régimen de Nicolás Maduro depende en gran medida del respaldo logístico y político de Rusia, y que la presión estadounidense busca romper ese vínculo.
Según el artículo, derrocar a Maduro tendría un efecto inmediato de debilitar la presencia rusa en la región, lo que impactaría en la capacidad del Kremlin para sostener aliados en América Latina en un contexto de guerra global.
Contexto estratégico: Rusia, aliados y riesgos globales
El análisis recuerda que países como Siria e Irán, antes allegados de Rusia, han perdido su influencia tras reconfiguraciones diplomáticas.
Señala que Venezuela es, desde la visión del artículo, uno de los últimos estados con dependencia directa de Moscú en el Hemisferio Occidental.
Si se materializa la salida de Maduro, la influencia de Rusia podría verse seriamente reducida, debilitando su red de apoyos internacionales.
Reacción y consecuencias políticas inmediatas
La publicación generó reacciones tanto en Washington como en Caracas, encendiendo alarmas sobre una posible escalada en la confrontación diplomática.
Para sectores críticos del gobierno venezolano, la movida confirma que la agenda dirigida contra Maduro responde a objetivos geopolíticos y no solo a denuncias internas.
En Estados Unidos, aliados del presidente consideran que se refuerza una estrategia integral que combina presión política, sanciones y vigilancia internacional sobre regímenes con vínculos a Rusia.
Un enfoque en la hegemonía global
El artículo compartido por Trump enfatiza que la presión sobre regímenes aliados a Rusia —como Venezuela, Siria o Irán— forma parte de una doctrina que busca aislar al Kremlin.
Según esa perspectiva, cada país recuperado del órbita rusa representa una victoria estratégica para Washington.
Esa lógica relanza el debate sobre la influencia externa, soberanía regional y el papel de Estados Unidos en la definición del mapa geopolítico mundial.
Con información de Infobae
