El encuentro con el Bakanchulu
Mitos y cavernas, columna de Carlos Evia Cervantes: El encuentro con el Bakanchulu.
El 27 de enero de 2024 fui a impartir la conferencia “Las aves en la cosmovisión mundial y local” en Xocén, Valladolid, previamente acordada con Ángel Castillo Cimé, directivo del grupo Xocen Birding Trail. El objetivo de la actividad fue enriquecer el discurso de los guías de esta asociación.
Ante cerca de 25 observadores profesionales de aves, expertos todos, y participantes del Festival Anual de las Aves, les hablé de los numerosos mitos de los distintos pueblos del mundo, de los grupos étnicos de México y, por supuesto, de los mayas de Yucatán.
Después de la conferencia hubo muchas preguntas y comentarios, al grado que les confesé que apenas habíamos revisado la mitad del material que he recopilado sobre el tema. Entonces hicimos un nuevo compromiso para una segunda parte.
Pasó más de un año y Ángel me contactó para fijar la fecha de la conferencia que se insertaría ahora en la edición 2025 del Festival de las Aves, cuyo lema era “En busca del Bakanchulul”.
Fijamos la plática para el día 26 de abril de 2025. Llegué, junto con mi familia, a Xocén, una noche antes del compromiso y nos hospedaron en una confortable cabaña para pasar la noche.
Al día siguiente, en la madrugada, nos reunimos con todos los observadores de aves que iban en busca del Bakanchulul, misteriosa ave que sólo se aparece en los tiempos de sequía y reconocible además por un extraño e inconfundible canto. La otra incógnita es que nadie sabe en dónde se esconde el resto del año.
Durante el recorrido por el monte vimos una gran cantidad y variedad de aves, pero no al Bakanchulul.
Ya de vuelta a las cabañas nuestra excelente guía Victoria Estrella escuchó el extraño canto del pájaro buscado y dijo “lo voy a llamar”.
Encendió su celular y activó un audio que reprodujo el canto. Lo hizo varias veces. El ave se acercó a nosotros pero muy rápidamente y se volvió es esconder en la espesura del bosque.
Regresamos al campamento y nos concentramos en la palapa mayor para escuchar la conferencia prometida. Casi a la mitad de la charla, el Bakanchulul se acercó a la citada palapa y empezó a cantar muy alto. Todos los asistentes empezaron a buscarlo con la mirada.
Llegué a pensar que los asistentes iban a salir para verlo. Les tuve que decir “¡Que me presten atención!”, pese a que yo también quería salir para ver al pájaro, pero Ángel estaba filmando la conferencia y no se debía interrumpir. El ave dejó de cantar.
Cuando la charla terminó salimos de la palapa y entonces el Bakanchulul regresó y se posó cerca de nosotros; tuvimos tiempo de verlo y de tomarle fotos. Cantaba y cantaba como si estuviera feliz y agradecido de que el evento llevara su nombre.