El búnker de Josip Broz

Mitos y cavernas, columna de Carlos Evia Cervantes: El búnker de Josip Bro.

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Josip Broz (Tito), ex presidente de Yugoslavia en tiempos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, tenía su isla particular, enclavada en el mar Adriático, llamada Brioni.

Este lugar tenía una pequeña residencia que contenía lo necesario para vivir con decoro, dadas las condiciones posteriores a la guerra.

Pero Tito no vivía ahí pues sabía que los aviones enemigos podían pasar por encima de la pequeña finca y arrojar bombas. Así lo publicó Carlos Reséndiz.

Al extremo oriente de la isla se encuentra una montaña, que tiene una insignificante cueva y en los alrededores de la misma había bardas hechas con piedra que hacían muy difícil el acceso. Además, había un cierto número de vigilantes del ejército de Tito, escondidos y fuertemente armados.

Por fuera, la rústica cueva no parecía interesante. Para un observador cualquiera, el lugar solo sería un sitio lleno de murciélagos y estalactitas por doquier.

Sin embargo, aquella insignificante caverna era en realidad el búnker de Tito. La montaña daba la suficiente protección en caso de un ataque aéreo, además de que era el escondite perfecto.

Los enemigos podrían acabar con la pequeña residencia, pero a Tito no le pasaría nada, ya cientos de toneladas de piedra maciza lo protegerían de cualquier embate, incluido un ataque nuclear.

Tito, al ver como se desencadenaban los acontecimientos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, prudentemente decidió esconderse por temporadas en su isla. Algunos soldados de su ejército, vestidos de civil, salían y entraban en la pequeña finca para dar la apariencia de actividad.

Por medio de un pasadizo rústico Tito se trasladaba de su casa a la cueva en el otro extremo de la isla. La entrada era una cavidad casi inadvertida por efectos de las rocas naturales. Luego había un espacio por donde él podía pasar sin dificultad al igual que sus guardias. Una cortina negra tapaba lo que parecía ser la entrada de la caverna. Al cruzar la tapadera, el panorama cambiaba drásticamente. Adentro había una amplia y lujosa estancia, muy bien iluminada con energía eléctrica. Era la gran sala de juntas para recibir a altos jefes militares y políticos.

El insólito búnker contaba con peluquería particular, una cocina bien equipada, una cantina completa y una enorme televisión, la cual para esos tiempos, era un gran lujo.

En ese recinto Tito recibió a sus amigos tales como Richard Burton, Elizabeth Taylor, Eleanor Roosevelt, el primer ministro hindú de Jawaharial Nehru y el presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, sólo por citar unos cuantos personajes.

En la actualidad, búnker es la principal atracción de la isla, seguido por la residencia que fue convertida en museo donde se exhiben reliquias de guerra. Así sigue aumentando la fama de Josip Broz.

Sin embargo, en las redes sociales aparece otro búnker de Tito con distintas características.

Obsesionado con la seguridad

Mejor conocido como el mariscal Tito, Josip Broz fue un revolucionario y político comunista yugoslavo que nació el 7 de mayo de 1892. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue el líder de los partisanos yugoslavos, quienes encabezaron el movimiento de resistencia más eficaz en la Europa ocupada por los alemanes. También fue presidente de la República Federativa Socialista de Yugoslavia desde el 14 de enero de 1953 hasta su muerte acaecida el 4 de mayo de 1980.

Bajo su poder, Tito sostuvo una estrategia política muy hábil al dirigir el Movimiento de los Países No Alineados. Quizá por esta peligrosa situación en tiempos de la Guerra Fría, el mariscal Tito vivía obsesionado con la seguridad. Posiblemente por el temor a un posible ataque nuclear durante la Guerra Fría ordenó construir varios búnkeres para refugiarse.

De acuerdo con los medios digitales, el búnker más conocido en la actualidad se encuentra en las proximidades de la ciudad Konjic, en la Federación Bosnia Herzegovina. Según las fuentes, para acceder al búnker hay que recorrer un largo pasillo de 220 metros de longitud y para entrar al lugar hay que traspasar tres puertas blindadas de un metro de espesor.

La construcción del búnker comenzó en 1953 y concluyó en 1979. Se diseñó para garantizar la supervivencia de 350 personas durante al menos 6 meses en caso de ataque nuclear.

Abarca una superficie de 6500 metros cuadrados y está a 300 metros de profundidad. Su costo estimado es de 4600 millones de dólares.

El búnker nunca llegó a utilizarse como refugio y en la actualidad es una de las principales atracciones turísticas de Bosnia. Cuenta con un depósito de agua potable, un acceso subterráneo al agua del río Neretva, tres centrales eléctricas con sus respectivos depósitos de petróleo, cinco centros de comando equipados con los típicos teléfonos rojos de bakelita de la época socialista, comunicación directa y codificada con el resto de los búnkeres yugoslavos, 100 dormitorios, despachos, salas de reuniones, almacenes, cocinas y hospital.

En la actualidad alberga una galería de arte. La decoración de las habitaciones dormitorio es austera y el tamaño va por rangos militares. La habitación que fue destinada al mariscal Tito y su esposa es la más grande.

En el inicio de la última guerra de los Balcanes iniciada en 1991, la existencia del búnker era prácticamente un secreto. Al inicio del conflicto, el Estado Mayor bajo control serbio, dio orden de destruir el complejo, pero por causas desconocidas, no se llegó a cumplir la instrucción. Posteriormente el búnker quedó bajo el control del ejército bosnio.

Como puede verse, este subterráneo artificial moderno, al igual que otros casos, tuvo cierta importancia militar en épocas pasadas y cuando cambiaron las condiciones sociopolíticas se le asignó una nueva función, en este caso como recurso turístico.

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