Estructura empresarial

Héctor López Ceballos: Estructura empresarial.

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La semana pasada hablábamos acerca de la importancia que supone formalizar una empresa, partiendo desde la óptica de que no necesariamente ello significa constituir una persona jurídica o moral; es decir, no por querer formalizar una empresa se necesita, a fuerza, convertirnos en Sociedad Anónima, Sociedad de Responsabilidad Limitada, Sociedad por Acciones Simplificada, o cualquier otra de las sociedades mercantiles existentes y contempladas por la Ley en la materia.

De hecho, muchas personas físicas con actividad empresarial tienen negocios más formales que multitud de empresas legalmente constituidas como sociedades mercantiles, lo que los pone en amplia ventaja respecto a estas en varios puntos.

Puedo asegurar que la mayoría de las empresas legalmente constituidas en Yucatán sólo existen como tales en papel, pues carecen de la estructura corporativa más básica, y no protegen su patrimonio de forma efectiva. En realidad, es posible que hasta estén poniendo en riesgo lo construido con esfuerzo por llevar una compañía sin orden y sin verificar los requisitos mínimos de Ley que deben cumplirse para evitar complicaciones legales y fiscales.

Por ejemplo: ¿cuántas empresas que ya son sociedades anónimas llevan sus libros corporativos?, ¿cuántas celebran las asambleas mínimas requeridas por la Ley?, ¿acaso registran su aumento o disminución de capital?, ¿saben cómo transmitir de forma correcta sus títulos accionarios, en el caso de las SA, o cómo sus partes sociales, en el caso de la S de RL? A veces, desafortunadamente, los empresarios no conocen ni sus propios estatutos o “contrato social”, lo que los lleva a realizar prácticas incluso contrarias a lo que establecieron al momento de constituirse.

Es entendible: generalmente tener la empresa “al día” en materia contable o financiera es más atractivo –y se ve con mayor impacto– que hacerlo desde el punto de vista jurídico. Pero la parte legal es igual de importante e indispensable que los números de la empresa. Ante una revisión por parte de una autoridad administrativa (SAT, IMSS, AAFY), por ejemplo, es necesario demostrar que contamos con una estructura que respalde nuestras operaciones, o arriesgarnos a recibir una multa por no poder comprobarlas.

También nos volvemos vulnerables a problemas como demandas laborales (falta de contratos o controles internos y reglamentos para trabajadores), procesos penales (ante la falta de protocolos y mecanismos de control en actividades de riesgo), o de plano no ser vistos con buenos ojos por otros actores económicos (inversionistas, clientes o proveedores) que estén acostumbrados a buenas prácticas corporativas y que por políticas internas exigen que las empresas con las que se relacionen también observen determinados estándares.

Llevar una buena estructura corporativa no tiene que ver con el tamaño de una empresa, sino con una visión de crecimiento, desarrollo y consolidación. Si estás decidido a dar el siguiente paso, puedes contactarnos al 9995103669, o a [email protected].

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