La importancia de los contratos
La albarrada del tolok, columna de Héctor López Ceballos: La importancia de los contratos.
Hace unos meses se acercó al despacho una persona en busca de ayuda. Resulta que había acordado con un arquitecto que le construyera una casa aquí en Mérida, a partir de unos planos que correctamente le había hecho otra arquitecta. Es decir, nuestro cliente y el arquitecto pactaron una serie de obligaciones recíprocas que se traducen en la ejecución de los planos arquitectónicos (o sea, la construcción del inmueble) a cambio de una cantidad cierta y fija de dinero.
Para un abogado resulta obvio que este pacto en que las partes se obligan recíprocamente a dar, hacer o no hacer, no es otra cosa que un contrato de prestación de servicios profesionales.
A través de este acto jurídico se establecen las “reglas del juego” que habrán de enmarcar esta relación legal para satisfacción y tranquilidad de los contratantes, pues con este instrumento se fijan punto por punto las obligaciones y derechos que voluntariamente se han contraído.
O al menos eso es lo que hubiese pasado si nuestro cliente y el arquitecto hubiesen buscado asesoría profesional en la materia, en lugar de simplemente “apalabrar” los términos, condiciones y características de la obra.
¿Qué sucedió? Pues que desafortunadamente el arquitecto no cumplió con su parte del trato: la casa está sin terminar después de meses, los acabados están incompletos, puertas y ventanas están descuadradas, y un largo etcétera de defectos que se tambalean entre el dolo y la negligencia.
¿Y con un contrato formal y por escrito estas cosas no pasan? Desde luego que pueden ocurrir, pero un documento con las formalidades de Ley, elaborado por un especialista en la materia, facilita sin duda los procedimientos ante las instancias legales correspondientes, acorta tiempos, y en general nos da más herramientas para 1) obligar a la contraparte a cumplir con lo acordado, 2) obligar a la contraparte a subsanar las irregularidades o pagar las reparaciones, y 3) exigir que se nos pague una indemnización o compensación por los efectos derivados del incumplimiento.
Habrá quien muy seguramente afirme que un contrato sale muy caro, y que resulta lo mismo apalabrar las obligaciones contraídas o descargar cualquier formato de internet para rellenar. Esa persona, con mucha seguridad, nunca ha tenido que exigir ante un juez el cumplimiento de un contrato.
Si somos los prestadores, no necesitamos ser constructores de residencias, manejar cuantiosas sumas de dinero o tener una empresa grande para utilizar contratos de prestación de servicios. Y si somos consumidores, tampoco necesitamos que nuestro prestador de servicios sea una gran compañía para exigirle un contrato.
La formalización de estas relaciones jurídicas beneficia enormemente a ambas partes, da seguridad, y establece las reglas que normarán la prestación de un servicio, sin importar si se trata de uno pequeño y fácil, o grande y complejo.
¿Cuántas capas de pintura llevará la casa? ¿Qué marca de aceite se le pondrá al coche? ¿Qué incluye el diseño de mi página web? Todo servicio tiene sus particularidades.
No arriesgues tu patrimonio ni desperdicies tu tiempo. Siempre formaliza tus acuerdos con un contrato elaborado a la medida por profesionales.
Si necesitas ayuda, con gusto te atenderemos por el correo hector.