A propósito de los cometas
Reflexiones, columna de Hortensia Rivera Baños: A propósito de los cometas.
La palabra cometa proviene del griego “Kometes” que significa “De cabellos largos”.
Básicamente están conformados por hidrógeno, dióxido de carbono y agua. Los científicos afirman que las órbitas de los cometas son muy alargadas, y pasan la mayor parte del tiempo muy alejados del astro rey. Sin embargo, cuando se acercan al sol, se calientan y el hielo que cargan en su esencia se sublima, es decir pasa de estado sólido a gaseoso.
Este gas, que escapa del núcleo sólido del cometa, arrastra consigo partículas de polvo, formando extensas nubes que va tirando el cometa. Los materiales que forman esta amplia nube son arrastrados en sentido opuesto al sol por el viento solar y dan lugar a las colas cometarias.
Terminando el año 1985 y comenzando el 1986 el Halley estuvo muy cerca de la estrella solar. Por esta época los especialistas en la materia pudieron admirar su brillantez. Se le vio por última vez hace más de 70 años mientras se alejaba hacia las regiones más remotas del sistema solar.
Hay la creencia de que los cometas son mensajeros de malos acontecimientos. Al Halley se le atribuyó el terremoto sufrido en la Ciudad de México, las granizadas que cayeron, la erupción de un volcán en Sudamérica que sepultó a miles de personas.
La historia relata que para los aztecas la aparición de un cometa en 1505 fue un vaticinio de la llegada de los españoles.
Desde hace más de 4,500 años los chinos en sus crónicas hacen referencia a cometas, fueron los Caldeos 1,500 años después quienes intentaron explicar por primera vez el fenómeno.
Para ellos se trataba de objetos semejantes a los planetas que se hacían visibles al acercarse al sol. Fue interesante comprobar con el paso del tiempo, que sus ideas no estaban alejadas de la realidad. Varios siglos más tarde, Anaxágoras y Demócrito adujeron que los cometas eran el efecto de acercamiento entre planetas, pero Aristóteles invalidó esta idea al sustentar que eran “Exhalaciones de fuego” producidas en la atmósfera terrestre.
Sir Edmund Halley astrónomo, matemático y físico inglés nunca se imaginó que un día el hombre iría al encuentro del cometa que llevaría su nombre.
Entre los objetivos principales mencionó los siguientes: Determinar la naturaleza del núcleo y la cantidad de materia que lo compone; calcular su contenido de polvo y el tamaño de las partículas, estudiar ciertos procesos físicos como la interacción de la coma (capa gaseosa) y el viento solar.
Es importante mencionar que Edmund Halley era un buen amigo de Isaac Newton, así que la teoría universal de la gravedad de su colega, lo impulsó a calcular por primera vez la órbita de un cometa. Es de esta manera que anunció que el cometa de 1682 era el mismo que había sido visto en 1,531 y 1,607 y que volvería a pasar en 1,758.