La veneración a Cristo

Reflexiones, columna de Hortensia Rivera Baños: La veneración a Cristo.

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El Maestro está con sus discípulos en la sala alta de una casa; se han reunido para comer el cordero pascual. En la mesa está el vino, las hierbas amargas, la “charoset” (salsa color ladrillo hecha con pasas, almendras y manzanas, limón, canela y vinagre) para mojar los panes sin levaduras y el cordero. Mientras cenan, Jesús se levanta de la mesa y lava los pies a los apóstoles diciendo: “Os he dado el ejemplo para que hagáis como yo os he hecho...”.

Toma luego el pan ázimo y después de dar gracias lo rompe y se los da diciendo: “Este es el cuerpo mío, el que se da para vosotros, haced esto en memoria mía”, y también el cáliz, después de que hubieran cenado, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que se derrama para vosotros”.

Jesús declara que uno de sus discípulos lo traicionará y entregará y dice a éste: “Lo que has de hacer hazlo pronto”; el traidor, llamado Judas, por sobrenombre Iscariote, se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los oficiales de la guardia del templo.

Terminada la cena el Maestro ruega por sus discípulos: “Santifícalos Padre, en la verdad: “La verdad es tu palabra. Como Tú me enviaste a mí al mundo, también yo los he enviado a ellos al mundo”, y agrega: “Mas no ruego sólo por ellos sino también por aquellos que, mediante la palabra de ellos, crean en mí, a fin de que todos sean uno… para que el mundo crea que eres Tú el que enviaste y la gloria que tú me diste yo se la he dado a ellos para que sean uno, como nosotros somos uno: “Yo en ellos y tú en mí a fin de que sean perfectamente uno…”

Se cubren la cara con un velo y le dicen: ¡Adivina! ¿Quién es el que te pagó? Se reúne el sanedrín ante el cual es llevado Cristo. Le preguntan: ¿Eres tú el hijo de Dios? Responde: Yo soy, entonces, levantándose toda la asamblea lo llevan a

Pilato acusándolo de soliviantar a toda la nación y de afirmar ser el Cristo Rey. Pilato le pregunta: ¿Eres tú el rey de los judíos? Contesta: tú lo has dicho. Pilato, enterándose de que Jesús pertenecía a la jurisdicción de Herodes, lo envía a éste que se encontraba en Jerusalén por aquellos días.

Herodes, esperando verlo hacer un milagro, lo interroga sin obtener respuesta, entonces se burla de él y lo viste con una vestidura blanca, enviándolo de regreso a Pilato, de quien se hace amigo desde ese momento.

Pilato, habiendo oído decir a Jesús: «Todo el que es de la verdad escucha mi voz», le dice: ¿Qué es la verdad? Pilato no obtiene respuesta, pero todos saben que Jesús ha dicho: «Yo soy la verdad». Pilato, saliendo, dijo: No encuentro ningún cargo contra él y dando a escoger entre Jesús y Barrabás
para liberar a uno de los dos conforme a la costumbre de la Pascua, fue liberado Barrabás.

Jesús, por orden de Pilato, es azotado y coronado de espinas, los soldados lo visten con un manto de púrpura y mofándose de él le dicen: ¡Salve rey de los judíos! y lo abofetean.

Sacado Jesús a la presencia de los sumos sacerdotes y de sus partidarios, estos gritan: ¡Crucifícalo! Pilato toma agua y se lava las manos, no obstante, lo cual, y creyendo en la inocencia de Jesús lo entrega para que sea crucificado por temor de caer en desgracia ante el César, pues los sumos sacerdotes habían dicho nosotros no tenemos otro rey que el César.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su único hijo, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16)

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