La importancia del testamento y la jubilación
Reflexiones, columna de Hortensia Rivera Baños: La importancia del testamento y la jubilación
Frecuentemente las autoridades competentes recuerdan a la población la importancia del testamento y la jubilación. Se dice que tristemente todavía no hay la cultura para promoverlos, llegado el momento, a sabiendas que otorgan tranquilidad y bienestar a los seres queridos.
Con el testamento se pueden evitar enfrentamientos muy desagradables entre parientes, que muchas veces, olvidándose del vínculo sanguíneo, se convierten en enemigos, porque en su mundo solo ven dinero, personas sin escrúpulos, que carecen de los más fundamentales sentimientos, como lo son el amor a la familia y al prójimo.
Por otro lado, muchas veces se da el caso de que el marido no fue precavido y deja en el desamparo a su familia, esposa e hijos, y en algunos casos, los hijos que procreó el difunto, fuera de matrimonio. Como se puede uno imaginar, la situación se vuelve caótica y angustiante, y es el inicio de pleitos por los bienes del difunto.
Por otro lado, es relevante recordar que, en casi todas las naciones en vías de desarrollo como la nuestra, la vejez está relacionada al instante en que el ser humano deja de laborar para jubilarse, lo que ocurre cuando se alcanza los 60 años de edad. Pensamos que esta evaluación es un tanto infundada porque la edad cronológica no siempre coincide con la edad biológica. La etapa de senectud de las personas es muy variable y por ser un proceso continuo resulta imposible situar el proceso de la ancianidad. El proceso de decadencia se presenta de formas diferentes y a distintas edades, por lo que la jubilación será vivida de desigualdad, estará sujeta por una parte al estado fisiológico y por la otra al estado de las relaciones y posibilidades de adaptación social del individuo, ante este panorama existencial.
El retiro significa cambiar las costumbres, la rutina de toda una vida de trabajo, modificar la imagen del propio yo, que se ha mantenido inalterable durante años, abandonar el papel que ha representado el trabajador por tanto tiempo. En algunas ocasiones implica una actividad con las consecuencias directas, otra, supone la libertad para llevar a cabo lo que anteriormente no se había podido realizar por la escasez de tiempo, en forma de autorrealización. Los especialistas expresan que la “actividad” es una de las medidas más vitales para la adaptación, que inclusive, en aquellas personas que se desenvuelven en círculos sociales recreativos, hay un menor índice de padecimientos físicos y psíquicos, que entre los que llevan
una vida solitaria.
Hay la creencia de que la jubilación es un periodo más difícil para los hombres que para las mujeres, quienes la mayoría de las veces continúan llevando una vida activa. Las faenas del hogar frecuentemente evitan el paso brusco del trabajo al ocio.
