Sin temor a la soledad

Debate y salud, columna de Jacinto Herrera León: Sin temor a la soledad.

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Platicando el día de ayer con un buen amigo sobre lo imprescindible para la vida actual el estar interconectado en ese espacio impersonal del internet, me confió como su gran temor, la sensación de soledad. Sin darme cuenta de forma natural me cuestioné:

¿Por qué la soledad nos es tan difícil de soportar, y porqué nos produce esa angustia tan profunda?

Allende la cantidad ingente que nos rodea, en un momento dado en más de alguna ocasión esta percepción nos atrapará y obligará a responder el cuestionamiento obligado: ¡La soledad es buena o mala consejera!

Soledad, viene del latín solus (solo) + dad (cualidad), o sea la habilidad de estar sin alguien. Pero por otro lado, hay que entender que las personas a pesar de que somos seres sociales, pasarnos el día rodeados de gente, de reunión en reunión, atentos a las redes sociales y al móvil, hiperactivos e hiperconectados, la soledad ofrece un espacio de reposo sanador, alejado de chismes y morbosa creatividad de los menos.

Una de las conclusiones más sorprendentes es que la soledad resulta básica para la creatividad, la innovación y el buen liderazgo.

Si bien, desde que nacemos nos enseñan a vivir en comunión, con el paso del tiempo, nos percatamos que realmente, sí estamos solos, toda vez que las decisiones o acciones que llevemos a cabo, solo nosotros somos responsables.

“…Para mí la soledad representa la ocasión de revisar nuestra gestión, de proyectar el futuro y evaluar la calidad de los vínculos que hemos construido. Es un espacio para llevar a cabo una auditoría existencial e indagar qué es esencial para nosotros más allá de las exigencias del entorno social…”, asegura el filósofoFrancesc Torralba. Estamos viviendo siempre de cara a la galería en busca de reconocimiento, pero raramente nos tomamos tiempo para mirar hacia dentro.

En nuestra sociedad, la inactividad -que surge a menudo de la soledad- se teme y despierta la culpa. Nos han preparado para la acción y para realizar muchas cosas al mismo tiempo, pero es cuando estamos solos cuando podemos reflexionar sobre lo que hacemos y cómo lo hacemos.

Y quiero enfatizar que cuando hablo de soledad no tiene nada que ver con la ausencia o presencia de personas, ya que aunque estemos rodeados de gente y de formas de comunicación, existe un alto grado de aislamiento. No hay peor sensación de soledad que aquella que se experimenta al estar en pareja o con gente.

Con todo lo anterior, solo me queda concluir, que si bien esta reflexión fue motivada por el desánimo y tristeza experimentada por un buen amigo, allende la distancia; lo rescatable de nuestro análisis es que la soledad, no tiene algo que ver con la presencia o ausencia de semejantes alrededor.

Es un estado de ánimo, es una realidad, es necesaria para que pueda florecer el yo interno lleno de creatividad y riqueza intelectual, tan necesaria en el agobiante e infinito siglo XXI.

Considero que con buenos cimientos, principios y valores, la soledad interna, es una excelente consejera. [email protected] 

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