Abuelos, familia y sociedad
Debate y salud, columna de Jacinto Herrera León: Abuelos, familia y sociedad
Ayer, 28 de agosto, conmemoramos el Día de los Abuelos, cual sólido cimiento de las actuales generaciones. En nuestro país, la fecha fue establecida en época del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado (1983-88). Cuando escuchamos esa palabra, se nos viene a la mente momentos gratos, recompensas, sonrisas y cariño. Por todo, ello a quienes actualmente forman parte de este grupo, de inicio les expreso mi reconocimiento, amor y respeto. A propósito de las parejas y familia quisiera realizar algunas reflexiones muy ad hoc a nuestra época.
Cuántas veces nos hemos topado con escenarios contrastantes. Por un lado, vemos dos seres que buscan ansiosos cristalizar a través de una nueva vida, el complemento de su amor y una razón de existir. Por otro lado, se percibe ante la falta de madurez, libertinaje, adicciones, laxitud social y caso omiso a las medidas preventivas del sector médico, un numero considerable de embarazos y/o nacimientos (60.3 por cada mil, menores de 19 años).
El Inegi revela, más de 100 mil nacimientos entre jovenes en el año 2023. En algo si coinciden los escenarios, ambos integran una familia, que allende la estructura nuclear tradicional.
En la mayoría de los discursos y propuestas de políticas públicas, se otorga a la institución familiar un papel central, pero la familia del siglo XXI enfrenta turbulencias; por un lado es refugio y apoyo, ante las actuales condiciones cambiantes que generan inseguridad en el medio externo, y por el otro, las relaciones al interior de sólida estructura, van derrumbándose, al mostrar menos cohesión de sus integrantes, lo que tan solo rompe el delgado hilo que mantiene unido este bastión social.
Dentro de las razones del escenario paradójico tenemos los cambios demográficos, que obligan a cobijar a un mayor número de integrantes arriba de los 60 años (abuelos), que por su forma de pensar tradicionalista algunas veces se confrontan con los jóvenes, quienes tienen su muy particular forma de expresarse. Igualmente, es imposible soslayar, el mayor número de casos con violencia intrafamiliar, resultado sin duda del desempleo, la pobreza y la crisis económica, que en suma logra, no en pocas ocasiones, la desintegración.
Desde cualquier cara del prisma, las familias son vulnerables frente a la crisis, y por lo tanto apremia establecer caminos de solución para rescatar a la institución más necesitada de protección frente a los cismas del mundo contemporáneo. Al día de hoy, es patente que la unión, es víctima de factores externos que desestabiliza y amenazan sus entrañas. Quiero acotar que, en este mensaje, incluyo el término familia desde el amplio abanico sociológico.
En conclusión, considero impostergable seguir planteando alternativas en cuanto a políticas públicas y familias se refiere. Hay que ir más allá de populismo, prejuicios, influencias transculturales, demagogia y rescatar los valores y principios tradicionales, sin hacer oídos sordos a los cambios sociales.