Día del Médico, entre el orgullo y la nostalgia
Debate y salud, columna de Jacinto Herrera León: Día del Médico, entre el orgullo y la nostalgia
El próximo día 23 de octubre conmemoraremos una vez más el Día del Médico y, como cada año, anhelamos y paladeamos la gran cantidad de muestras de afecto acumulados en décadas. No deja de emocionarme esos segundos que a través de mensajes, muestras de cariño y expresiones de agradecimiento vivimos y recordamos a quienes después de casi cinco décadas de lucha intensa a favor de la salud, hemos entregado no sólo nuestros conocimientos, sino el alma y el amor arriesgando inclusive nuestra vida.
Gran cantidad de recuerdos extraigo del gran archivo de mi vida, intentando hacer un lado los lastimosos y privilegiando los buenos. Sin duda, cada quien tiene sus archivos y allende instituciones, por lo que en lo individual, habrá momento para ordenarlos sin mayor “concha” (pereza).
Desde luego, esta fecha ancestral cobró significancia mayúscula durante la pasada pandemia, toda vez que los médicos, junto con los otros servidores de salud, siguen lidiando después de cinco años contra las enfermedades emergentes plagados de secuelas y nuevos retos inmunológicos. La fecha de esta celebración fue fijada en 1937, durante la Convención de Sindicatos Médicos Confederados de la República, en homenaje al Dr. Valentín Gómez Farías, quien en 1833 inauguró el Establecimiento de Ciencias Médicas, en la Ciudad de México. Este establecimiento creado por decreto, da pie a la fusión de las carreras de médico y cirujano.
Durante mis más de cuatro décadas como médico y especialista, existen innumerables pasajes, y así podría iniciar con mí transitar por la Facultad (UADY), estudiando anatomía con cadáveres y osamentas, que actualmente han sido sustituidos por modelos tridimensionales con estructuras de tamaño real de cada órgano, hueso o musculo por tan solo citar. Ya con conocimientos básicos, acudíamos en tercero y cuarto año al Hospital “Agustín O´Horan” (SSY), recinto ancestral que daba forma a la teoría para convertirse en práctica, finalizando el pregrado (6 años) con el internado, en el actual HGR No 1 (IMSS) T1. La residencia médica la realicé en el Siglo XXI (IMSS) de la CdMx, lacrando el inicio de los últimos 35 años de mi vida profesional como especialista en reumatología.
Doy espacio a quienes ayudaron a moldear hombres de bien, y me refiero a nuestros maestros quienes desde la Facultad van guiando y orientando al profesional de la salud. Sería un error no darle el lugar que merecen a las instituciones del Sector Salud, que más allá de los vaivenes políticos, continúan siendo los bastiones del México emblemático, allende fronteras que sin su presencia los más de 100 millones de mexicanos que gozan de algún tipo de Seguridad Social, caeríamos más rápido de los esperado ante cualquier enfermedad.
Cual colofón, y no por ello menos importante, deberé de forma pública reconocer a la familia como el gran pilar de cualquier médico, sin ella no crecemos, no existiría estimulo para seguir viviendo, desconoceríamos parte del rostro humano que evidencia amor, ternura, templanza, fortaleza, seguridad por tan solo citar. Ni que decir de los pacientes, quienes gracias a su confianza, nuestro compromiso es una obligación.
A manera de pinceladas, he mostrado un extracto del archivo personal, por ello agradezco a la vida todo lo que me ha dado.
