Elección de juzgadores e impartición de justicia

Bufete jurídico, columna de José Luis Ripoll Gómez: Elección de juzgadores e impartición de justicia.

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“La justicia es ciega, pero a veces sorda y muda”
 Waldo L. Parra, abogado chileno

En la mayoría de las escuelas y universidades de derecho a los estudiantes se les prepara para la litis, para el enfrentamiento en tribunales entre las partes. No se promueve la cultura jurídica del acuerdo conciliatorio. Sin embargo, esta visión está transformándose.

Los jueces, magistrados y ministros tampoco reciben capacitación para ser cuestionados por las resoluciones y/o sentencias que emiten. No están acostumbrados a recibir críticas por su trabajo. Por el contrario, están familiarizados al “besamanos.” A donde acuden oficialmente suelen ser recibidos con alfombra roja y caravana.

Nunca nadie pone en duda su trabajo. Ojalá que al ser elegidos democráticamente modifiquen ciertas actitudes de dadores inmaculados del derecho.

Según Richard Posner en Como deciden los jueces: “A la mayor parte de los jueces no les gusta disentir… tampoco les gusta las opiniones disidentes, y de ahí que la emisión de este tipo de opiniones mine las buenas relaciones entre ellos.

A los jueces no les gusta ser objetos de críticas, ni tener que molestarse en revisar el borrador de su voto para salvar así los posibles argumentos sólidos que hayan sido esgrimidos por el voto disidente…”. Es decir, la función jurisdiccional que realizan no está sujeta a crítica alguna.

Es verdad la aseveración de Gerardo Laveaga en su obra Leyes, neuronas y hormonas: “En su fútil intento por ser autónomo, el Derecho ha procurado mantenerse alejado de las ciencias biológicas. Aislado, habría que precisar. Sus construcciones teóricas se basan en análisis, lógica, argumentación y toda suerte de abstracciones, que ignoran los progresos científicos”.

En Israel se realizó un curioso estudio sobre la influencia de los factores biológicos al que son sometidos los jueces, Extraneous factors in judicial decisions.

Concluyó que los jueces con el estómago vacío concedían pocas libertades condicionadas, en cambio después de los alimentos, eran propensos a otorgar más libertades. Es decir, los juzgadores están sujetos directamente a los mecanismos del cuerpo en relación con la función pública que ejecutan. Desde luego no son máquinas, la fatiga, el hambre y la glucosa inciden en su labor como factor determinante para aplicar justicia.

Como todos sabemos se avecina un proceso electoral inédito en nuestro país, se habrá de elegir ministros, magistrados y jueces. Las dos últimas categorías serán también del fuero local.

Tenemos muchas dudas en relación con la capacidad organizativa de un evento de tal magnitud, no tanto por la autoridad responsable, sino por la falta de involucramiento del ciudadano “de a pie” en este proceso democrático sinigual.

Hacemos votos, que resulte una jornada electoral exitosa y no tengamos juzgadores escogidos por un reducto de personas que se animaron a salir a votar. Que no sea la abstención el factor determinante para contar con jueces elegidos democráticamente.  

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