¿Ricos? Ni los huevos motuleños
Bufete jurídico, columna de José Luis Ripoll: ¿Ricos? Ni los huevos motuleños .
Estimados lectores ¿Conocen a personas que hayan ganado miles de pesos en algún casino? Sus conocidos que acuden regularmente al casino le han confesado, ¿Cuánto dinero pierden?
La Ley de Prevención y Atención Integral de las Adicciones sólo contempla 8 tibios artículos para normar los lugares de juegos de azar y “combatir” la ludopatía.
¡Ahí estaban frente a las máquinas, varios sujetos que ya pintan canas, esperanzados en algún premio de consideración!
Una característica que inmediatamente llama la atención es la motivación psicológica. Los casinos están diseñados bajo premisas psíquicas de los consumidores. Muchos negocios lo son.
El cliente ¿Quiere comida? El casino te la proporciona, ¿Quiere alcohol? Te lo vende. Ambos son productos baratos. No son la fuente principal de ingresos de los casinos. Su know how es la psicología del juego. Hay algunos que hasta conciertos musicales realizan con tal de que los jugadores se diviertan y no se alejen del lugar. ¿Quieren bailar? música en vivo. Hay zona con pantallas para los que gustan de presenciar los deportes en vivo. Entrados en gastos y motivados por la vorágine de la emoción del juego, ahí están los cajeros automáticos de bancos.
En los casinos el tiempo no se mide. No hay ventanas. Los jugadores pierden la noción del tiempo. ¡De eso se trata!
La ley antes señalada sostiene que la adicción comportamental es “aquella conducta excesiva que, sin consistir en el consumo de sustancias psicoactivas, se caracteriza por la tendencia irreprimible y repetitiva de una conducta perjudicial para la persona, para su entorno familiar, social o laboral directo.
El individuo pierde el control sobre la actividad elegida y continúa con ella a pesar de las consecuencias adversas que le pueden producir. En las neurociencias estas conductas se asocian a neurotransmisores que proporcionan oxitocina y dopamina entre otras, que pese a las contraindicaciones que resultan, las personas las realizan para sus estados de relajamiento y aparentes estados de confort emocional”.
“Cualquier forma de adicción es mala, no importa si el narcótico es alcohol, morfina o idealismo,” sostuvo el
psicólogo suizo Carl Gustav Jung. Cualquier conducta irreprimible y reiterativa suele ser dañina.
Todo en los casinos tiene razón de ser. El aspecto psicológico del jugador es lo más cuidado y el éxito del negocio. Todo está pensado para que pierdan su dinero con la idea que ganarán. Hoy en día no conocemos alguien que haya salido millonario del casino.
Por cierto, los huevos motuleños y la horchata aguada quedaron a deber. Del casino nadie sale rico. ¿Ricos? Ni los huevos motuleños.