En el cielo ¿hay zona VIP?

Bufete jurídico, columna de José Luis Ripoll Gómez: En el cielo ¿hay zona VIP?

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Con diferentes matices, el culto a la personalidad ha sido constante en la historia de la humanidad. Por ejemplo, en la antigüedad, a personajes como Sócrates, Epicuro, Platón o Aristóteles se les respetaba en forma justa por sus aportaciones al pensamiento por la mayoría de la población. Desde luego que eso generaba envidias, verbigratia, a Sócrates lo condenan a beber la cicuta por “corromper” a la juventud y desconocer a los dioses.

A Platón también le envidian su academia, lugar de práctica de filosofía y su cercanía con Sócrates. Aristóteles respeta a Platón por ser su maestro, no obstante discrepar de su pensamiento: “Soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad”, se atrevió a sentenciar. A Aristóteles, por su cercanía con Alejandro Magno, también lo envidian. A Epicuro sus detractores lo acusan de que en su escuela llamada el jardín “hacían orgías”. Él invitaba a prostitutas a filosofar.

Las sociedades actuales también rinden culto a la personalidad y aniquilan a quienes la narrativa dominante decide hacerlo.

Los diferentes escenarios políticos masivos, sean mítines o eventos de premios o discursivos es prueba viva del culto a la personalidad, donde la percepción de la narrativa política dominante se impone. De acuerdo al lugar donde sientan las personas va a indicar su importancia política social. A mayor acercamiento con el escenario principal mayor importancia. En sentido contrario, a mayor distancia menor importancia. Mientras más lejos el lugar, significa menos importante. Los últimos son los menos importantes.

Esta separación zonal sirve también para saber quién está dentro de la narrativa imperante, cerca del amor de los gobernantes. Quiénes están in y quiénes out.

Para muchos que se consideran importantes es un agravio que se les asigne asientos distantes. Para un miembro de la clase política padecer este desaire es una grave vejación. La humildad no está presente. Al contrario, es la soberbia y el orgullo lo que se impone.

Los lugares VIP (very important person) son otro ejemplo. Las personas quieren sentirse privilegiadas, exclusivas e importantes. Ante la gran masa de la población los individuos se despersonalizan, se pierden, la masa se encarga de ello. Por tanto, es necesario, no ser absorbido. Una manera de hacerlo, es apartándote de ella en lugar único para gente no absorbida. Por eso este tipo de lugares está de moda. Es privilegio estar en ellos.

En los aviones pasa algo semejante con los asientos premier o de clase ejecutiva. Más caros, más amplios, están en otra zona de la nave y sus pasajeros son los primeros en abordar y descender. Además pueden subir mayor cantidad de kilos de equipaje.

En los aeropuertos existen también zonas para gente muy importante. Las tarjetas bancarias exclusivas posibilitan ingresar a esos lugares. Los estadios deportivos no son la excepción.

¡Será acaso que en el cielo! ¿Hay zona VIP?

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