Más allá del Grito: una breve reflexión sobre la Historia

Atalaya histórica, columna de José Ramón Pérez Herrera: Más allá del Grito: una breve reflexión sobre la Historia

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Desde la primaria nos enseñan que, la mañana del 16 de septiembre de 1810, en Dolores, Guanajuato, estalló el movimiento insurgente encabezado por Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Josefa Ortiz, entre otros, al que se unieron comunidades indígenas y campesinas para levantarse contra el ilegítimo y opresor gobierno español. Este referente histórico se repite cada año. Sin embargo, repetir un hecho del pasado sin invitar a la reflexión, no impacta en la cotidianidad de las personas. La historia pierde sentido al reducirla a meras fechas y nombres, pues no conecta con las personas ni inspira preguntas sobre el presente o el porvenir.

Aprender historia deber ser una herramienta que promueva la conciencia crítica y no una simple acumulación de datos. Mirar el presente con perspectiva histórica implica reflexionar y cuestionarnos sobre quiénes somos, dónde estamos y hacia dónde vamos como individuos y como sociedad.

En estos tiempos de cambio y de transformaciones, la Historia puede tener un papel central en el debate público y en la escuela. Cada año, septiembre se vuelve ocasión para recordar a quienes fueron elevados al panteón de heroínas y héroes. Algunos consideran que es momento de celebrar nuestro pasado, aunque, como advierte el historiador Mauricio Tenorio: “la historia no demanda celebraciones porque lo suyo es el pasado; el verbo celebrar connota un cargado tiempo presente”. Festejar la historia es una decisión política de quienes buscan legitimar su poder.

Entonces, ¿debemos celebrar?, si es el caso, ¿qué celebrar?, o ¿sería mejor olvidar? Las respuestas varían, pero lo importante es aprovechar estas fechas para pensar y repensar a nuestro país, para visualizar las múltiples realidades que nos conciernen y que no debemos ignorar, es decir, que debemos visibilizar. También son tiempo para imaginar, para soñar, sin quitar los pies sobre la tierra.

La Historia no demanda pachangas, ni celebraciones; su función es promover lucidez y libertad. Claro que es válido, así lo creo, reunirse en familia o entre amigos y convivir. Es válido sentarse alrededor de una mesa y comer antojitos, platillos típicos o el tradicional pozole, así el bailar, divertirse y el reír. Si algo podemos celebrar en la actualidad es que tenemos la oportunidad de disfrutar muchos logros sociales, políticos, económicos y culturales que en el pasado fueron bandera de lucha y por la que muchos dieron su vida, pero sin perder de vista el continuar en la búsqueda de mejores condiciones de justicia, igualdad y de oportunidades.

Cierro con una reflexión de la historiadora Angélica Juárez Pérez, quien en “Enseñar y aprender Historia ¿para qué?”, señala que aprender historia debe servir para detonar la acción. Relata que, al cumplir la mayoría de edad, tramitó su identificación, cual usaba únicamente para trámites administrativos. Fue hasta que estudió Historia de las mujeres y conoció las luchas que encabezaron mujeres como Elvia Carrillo Puerto, que tomó consciencia de que contaba con un derecho que fue producto de la lucha de sus antecesoras. Desde entonces lo ejerce con responsabilidad frente a demandas aún pendientes. En estas
fechas, recordemosque la historia es para actuar. 

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