Cuando callar incomoda: política, redes y abstención
Los seres humanos somos animales políticos. Desde el instante en que saludamos, ya hemos decidido el tipo de saludo, su efusividad...
Los seres humanos somos animales políticos. Desde el instante en que saludamos, ya hemos decidido el tipo de saludo, su efusividad y la sinceridad del gesto. La política es inherente a nosotros y se potencia en las redes sociales, incomodando a tantos como seguidores nos regala.
La inminente elección judicial del 1 de junio ha desatado el interés de diversos sectores sociales y políticos, principalmente por ser una jornada inédita que definirá su contraparte en 2027. Sin embargo, también debemos reconocer que tanto el apoyo como las críticas están presentes en redes sociales, quedando en manos de los usuarios decidir a qué bando unirse. Por lo menos, hasta ahora.
Esta semana, un senador oaxaqueño propuso algo inaudito: sancionar a quienes se opongan a la elección del Poder Judicial. Antonio Morales detalló en tribuna la necesidad de llamar al orden e incluso multar a los actores políticos y sociales que se alzan en contra de la jornada del 1 de junio, aduciendo que son un obstáculo para la democracia con el irresponsable mensaje de la abstención.
Huelga decir que la propuesta en sí misma hace poco favor a quienes se han esforzado por difundir la necesidad de la elección judicial, al demostrar —por enésima vez— la poca confianza que muchos funcionarios tienen en la inteligencia del pueblo mexicano, en este caso, sobre el conocimiento de la ley electoral.
El senador dijo en tribuna que las leyes establecen sanciones para quien llame a abstenerse, pero omitió aclarar que esto ocurre únicamente si la abstención se promueve “…utilizando bienes, fondos, servicios o beneficios relacionados con programas sociales…”, y que la pena de prisión aplica exclusivamente si el delito lo comete un funcionario electoral.
En pocas palabras, el senador oaxaqueño no miente, pero deja a medias su propuesta para “espantar” a quienes no están a favor de la elección judicial, pervirtiendo a su vez la libertad de expresión, misma a la que el legislador tachó como “un derecho no absoluto”.
Las redes sociales, como podemos imaginar, poco o nada de caso harán al llamado del senador del partido en el poder. Aunque a muchos les disguste, la política forma parte del devenir cotidiano de la web, donde —a menos que la Ley de Telecomunicaciones lo permita— no es posible tumbar una tendencia que ataca la libertad de expresión, esencia misma de su existencia (y de muchos de sus problemas).
Podemos estar a favor o en contra de la elección al Poder Judicial, expresarnos sin empacho sobre ella, llamar a votar o abstenerse, porque hasta el momento, en México el voto es un derecho, no una obligación. Claro, se puede considerar un deber cívico, sin embargo, la abstención también es una expresión válida en la democracia mexicana: tal vez la más pasiva de todas y rayando casi en la indiferencia, pero permitida.
A menos, claro está, que la democracia se transforme de una convicción y compromiso personal a una imposición “por el bien de todos”.