Cuesta arriba
“Su futuro no es esto o aquello, el dinero o el poder, la sabiduría o el éxito profesional. Su futuro y su difícil y peligroso camino...
“Su futuro no es esto o aquello, el dinero o el poder, la sabiduría o el éxito profesional. Su futuro y su difícil y peligroso camino es madurar”, Herman Hesse.
La experiencia de sembrar bambús japoneses puede ser decepcionante y frustrante, se pierde la paciencia por completo, a pesar de sembrar correctamente la semilla, abonar la tierra y regarla constantemente.
Lo mismo sucede con hijos adolescentes. Como padre o madre uno se llega a desesperar, piensa que nunca van a llegar a la vida madura, nunca se van a responsabilizar, ni habrá ningún compromiso en su persona y siempre seguirán igual.
Se requiere de mucha paciencia para ver crecer el bambú. Durante los primeros meses no sucede nada a simple vista. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que cualquiera que no sea experto en sembrar este cultivo, puede llegar a pensar que le timaron, que la semilla sembrada era infértil.
La educación desde el nacimiento hasta la entrada a la vida madura, se requiere de mucha paciencia, a veces nos desesperamos, porque pensamos que no pasa nada en la vida de nuestros hijos, que todo es estancamiento, no se vislumbra una mejoría en nuestros hijos, sobre todo en la adolescencia.
Sin embargo, durante el séptimo año de siembra, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece, y llega a crecer más de 30 metros. ¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que le tomó siete años y seis semanas desarrollarse.
En esos primeros siete años de aparente inactividad, ese bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirán sostener su crecimiento, que iba a tener después de siete años.
Análogamente, en la vida cotidiana, con nuestros hijos, con las situaciones que se les presenta cotidianamente, queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y este requiere de tiempo, de riego, de fertilizarse, de estar allí, de educar, de mostrar el camino del bien y del mal, y dejar que ellos vayan asimilando la educación recibida para ir tomando sus propias decisiones, así como el bambú requiere de tiempo, riego y fertilizantes.
Es necesario dejarlos crecer, que maduren, que se conozcan para que puedan tomar decisiones correctas, para que ellos a pesar de tropiezos, alegrías y sinsabores de la vida, puedan llegar a la madurez.
No se trata que el primer día sean personas maduras, con toda la responsabilidad, sobre todo en la adolescencia podemos estar frente a situaciones que nos lleve a pensar que en ellos no está pasando nada. Y como padre, como madre puede ser extremadamente frustrante.
Es frustrante cuando vemos que no crecen, que están a años luz de la madurez; como padres es un deber mostrar el camino de la madurez, y dejarlos llegar, sin importar las caídas; se aprende mucho más en ellas que en los triunfos. Dejarlos crecer. El triunfo no se da inmediatamente como lo muestran los medios de comunicación, el triunfo en la vida toma su tiempo de reflexión, de ir madurando poco a poco hasta lograrlo.
En esos momentos por los que todos pasamos con nuestros hijos, o todos aquellos que tienen a su cargo adolescentes, en donde se piensa que todo es frustración, traer a la memoria el ciclo de maduración del bambú japonés; aceptar como padres y como madres, no bajar los brazos, seguir en la lucha, nunca rendirse en la educación y menos abandonarla, por no ver el resultado inmediato que esperamos, efectivamente está sucediendo algo muy importante, muy dentro de ese hijo…
Está teniendo ese proceso de maduración, que toma su tiempo, está creciendo…
Es lamentable ver a padres de familia que en las primeras luchas se dan por vencidos, se desesperan, no tienen la paciencia de seguir en el camino.
Mientras que encontramos a otros padres de familia que no se dan por vencidos, a pesar de las dificultades; van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple de sus hijos, y es así como les permitirá apreciar el éxito de ellos cuando éste al fin se materialice.
Si no llega a la meta hoy tu hijo, no te desesperes… puede ser que solo este echando raíces….