Estados Unidos, la 4T y la vertiginosa transformación de México I
El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, estuvo de visita esta semana en Tijuana, donde se reunió...
El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, estuvo de visita esta semana en Tijuana, donde se reunió con el personal del consulado y con líderes de Baja California para hablar, informó en sus redes sociales, sobre la cooperación en materia de seguridad.
El viaje hubiera sido visto en otro momento como uno de los recorridos imprescindibles para un nuevo embajador en su reconocimiento del país donde va a trabajar por los próximos años, pero el contexto lo hizo diferente. No es sólo por la percepción de su gobierno sobre los esfuerzos insuficientes de México en materia de combate a los cárteles, al tráfico ilegal de fentanilo y al huachicol, sino porque volvió a colocar al elefante en la sala.
Johnson no se reunió con la gobernadora Marina del Pilar Ávila, que en este momento es persona non grata para su gobierno. El Departamento de Estado le canceló la visa, la primera de una decena de políticos –sin especificación de si son de Morena o de otros partidos o funcionarios públicos– cuya situación se encuentra en la última fase de revisión.
Lo que hoy sucede, es el inicio de una demolición silenciosa, quirúrgica y devastadora. Mientras millones siguen atrapados en el ruido electoral, en la superficie se abre una grieta que conectará testimonios, cuentas bancarias, narcocorridos, jueces y apellidos presidenciales.
El canto de Ovidio Guzmán no será una anécdota judicial: será la clave de una estrategia diseñada desde Washington para exponer la red de corrupción que entrelaza al narco con los más altos niveles del poder en México.
Lo que ha comenzado —entre luces tenues de corte federal y documentos clasificados del Tesoro— marcará un antes y un después. Porque mientras todos esperaban una explosión, lo que vendrá es una sinfonía de precisión que dejará al régimen al desnudo. Y en los archivos ya se encuentra una lista de más de 300 personas: políticos, empresarios, mandos militares… y hasta figuras de la iglesia. Nadie, absolutamente nadie, está fuera del radar. Cuando un concierto no es un espectáculo, sino una sentencia.
A partir de hoy, todo cambia. No por una elección, ni por una reforma constitucional. Cambia porque la verdad, que durante años fue arrullada por la impunidad y el miedo, hoy se sube al escenario con nombre, datos y testigos. El “concierto” no será un show: será la partitura judicial más afinada de las últimas décadas entre México y Estados Unidos. El protagonista: Ovidio Guzmán.
Su canto, convertido en colaboración judicial, retumba ya en las salas del Departamento de Estado, el Tesoro, el FBI y el FISEN. Hoy, el futuro dejó de ser una expectativa: ya sucedió. Lo que viene es apenas el acto oficial, el espectáculo final de una obra escrita en secreto durante meses.
En este sentido comparto las brillantes reflexiones del analista Simón Levy:
I. La frontera que se rompió: la mudanza invisible del narco. Por primera vez en la historia reciente, 17 familiares directos de un capo del narcotráfico cruzaron la frontera para establecerse legalmente en Estados Unidos. Lo hicieron sin persecuciones, sin arrestos, sin escándalo. Lo hicieron con una venia tácita —y sin precedentes— del Departamento de Estado. No es migración. Es testificación migratoria. Es el precio silencioso de una colaboración que tendrá réplicas en todas las estructuras del poder en México.
¿A cambio de qué? De información. De confesiones. De cantos judiciales que harán tambalear no solo a funcionarios, sino a gobernadores, cantantes, generales y jueces.
II. El Fisen y el mapa oculto del dinero sucio. Detrás de cada transacción, un algoritmo. Detrás de cada depósito, un patrón. El Fisen —el brazo invisible de la inteligencia mexicana que hoy opera más al norte del Río Bravo que en Palacio Nacional— ha completado un mapeo financiero sin precedentes entre casas de bolsa, bancos privados y fideicomisos en México y Estados Unidos.
No necesitó allanar casas: necesitó allanar Exceles, IPs, rutas de transferencias. La muestra que dieron a conocer —algunas cuentas de valores y transferencias entre Monterrey y Houston— no fue más que una advertencia: “Sabemos todo, y mostramos apenas un 2%”. [email protected] Continuará.