Estados Unidos, la 4T y la vertiginosa transformación de México II
En la entrega anterior les compartí la primera parte de las brillantes reflexiones del analista Simón Levy...
En la entrega anterior les compartí la primera parte de las brillantes reflexiones del analista Simón Levy, hoy concluiremos.
III. El canto que ya fue: Ovidio no espera el juicio, lo orquesta. Ya se oficializó lo que ya está pactado: Ovidio Guzmán se declarará culpable. Lo hará como parte de un acuerdo de colaboración protegido, firmado con fiscales del Distrito Norte de Illinois. Su voz ya no es solo la del hijo del “Chapo”, es ahora la del testigo clave de una operación transnacional. No se trata solo del Cártel de Sinaloa, sino de una red de complicidades que involucra:
*Artistas del regional mexicano: con auditorías abiertas por operaciones en efectivo y vínculos con promotores ligados al lavado.
*Gobernadores en funciones como Rubén Rocha Moya (Sinaloa) y Américo Villarreal (Tamaulipas), bajo escrutinio por omisiones y vínculos indirectos.
*Políticos blindados por fuero, como Cuauhtémoc Blanco, cuya fortuna personal y vínculos con operadores de “huachicol” ya están bajo revisión en el Departamento del Tesoro.
*Andrés Manuel López Beltrán, el hijo del expresidente, señalado por inteligencia financiera estadounidense por formar parte de una red de distribución de hidrocarburos robados en la región del Golfo.
IV. El asedio institucional: la otra batalla judicial. Pero el golpe no es solo al narco. Es al poder judicial mexicano. Los testimonios de Ovidio serán apenas la primera onda expansiva. Ya se preparan:
*Congelamientos masivos de cuentas a través de OFAC y Fincen.
*Acusaciones formales contra jueces federales que otorgaron amparos exprés y desestimaron órdenes de aprehensión claves.
*Investigaciones a mandos militares, particularmente en la Sedena, por complicidad en traslados y protección de cargamentos disfrazados de equipo castrense.
*Presión diplomática y financiera contra la reforma judicial impulsada por el nuevo gobierno mexicano, por dos vías: el TEC (Tratado entre México, Estados Undios y Canadá), que podría activar cláusulas de protección a inversiones internacionales, y los testimonios que revelarán cómo se torció la justicia en México para proteger al crimen organizado.
V. Tiros de precisión: la estrategia de ablandamiento. Lo que viene no será un escándalo de un solo golpe. Será una campaña quirúrgica.
Estados Unidos aplicará tiros de precisión, uno tras otro, para ir debilitando las piezas clave del narco régimen de Morena. El objetivo no es solo revelar verdades, sino ablandar estratégicamente las estructuras de poder para que la presión social, la deslegitimación institucional y las fracturas internas deriven en algo mucho más profundo: el nacimiento de un movimiento ciudadano auténtico, sin cooptación partidista, que devuelva a los mexicanos la conquista del poder.
Más que declarar a Morena como un “narcopartido” en su totalidad, vendrán las declaraciones individualizadas, quirúrgicas, pero devastadoras, contra elementos de alto perfil de ese partido. El efecto será inevitable: la colusión entre el narco y sectores de Morena será evidente, documentada y reconocida incluso en cortes estadounidenses.
Se trata de un bordado fino, un hilo fino tejido en Washington con precisión quirúrgica. No hay improvisación. Hay estrategia. Y lo que se avecina es parte de un diseño mayor de contención regional.
VI. El contraataque: lawfare y patriotismo como cortina. El régimen lo sabe. Y ya prepara su guión. Dirá que todo esto es parte de un “lawfare”, una guerra judicial impulsada por fuerzas extranjeras. Usará el discurso de soberanía, de injerencia y de “golpe blando” para tratar de blindarse.
Vendrán marchas patrióticas, discursos encendidos, llamados a la unidad nacional, movilizaciones con banderas, cantos al himno. Todo eso será una fachada para intentar tapar lo que ya no tiene forma de ocultarse.
Por eso, los mexicanos deben estar alerta. Vendrán nuevas estrategias de manipulación narrativa, fachadas mediáticas, humo blanco disfrazado de orgullo nacional. Pero detrás de cada símbolo, se esconderá una verdad jurídica. Y esa verdad, paso a paso, ya está en marcha.
La verdad está pasando. Solo que va más rápido que la memoria colectiva. Hoy, mientras algunos celebran conciertos y otros siguen esperando detenciones espectaculares, la realidad avanza con otra partitura: silenciosa, técnica, implacable. Ya hay nombres, cuentas, domicilios, videos, escuchas.
Ya no es tiempo de esperar. Es tiempo de recordar que todo lo que parecía impensable —una purga institucional desde el extranjero, con cantantes implicados, políticos señalados y jueces acorralados— está en marcha.
Mientras la gente espera el gran escándalo, este ya ocurrió. El problema es que sucedió tan rápido, que nadie lo notó. Hoy no se toca una canción. Hoy se firma una sentencia: la de un nuevo México que puede nacer, sólo si todos nosotros nos atrevemos a volverlo realidad. [email protected]