Huir del sufrimiento

Platicando con una persona madura, de poco más de 30 años, me decía que su vida fue lo más placentera, nunca conoció el sufrimiento...

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Platicando con una persona madura, de poco más de 30 años, me decía que su vida fue lo más placentera, nunca conoció el sufrimiento, nunca le dijeron sus padres a nada no. Vivía en medio de una gran burbuja sin darse cuenta, todo se lo daban, nunca padeció nada. Tenía viajes, el coche de moda, ropa de marca, toda la tecnología, comidas, todo absolutamente todo, nunca careció de nada.

Un día hubo un accidente y sus padres ya no estaban, su mundo hedonista-narcisista se derrumbó, le costó más trabajo y fue sumamente doloroso enfrentarse al mundo real, de trabajo, de esfuerzo para lograr las cosas, que la pérdida de sus padres.

Vivimos un mundo rodeado del placer, de felicidad, dando un culto extraordinario al hedonismo, a evitar que nuestros hijos sufran. Vivir en un hedonismo cueste lo que cueste, buscando en el día a día metas más altas de placer. Llegando a evadir la realidad, sumergidos en un narcisismo, viendo la vida con una complacencia ilimitada.

Toda gira en cómo lograr esta felicidad, teniendo cotas mayores de un supuesto bienestar. Para vivirlo se abre la puerta del permisivismo, que esta nos lleva a aventar por una gran barranca los valores más altos que podamos tener. Nos dice Enrique Rojas: convirtiendo el hedonismo y el permisivismo en pilares de la vida cotidiana. Y como todo se puede, y sólo se busca el placer, todo se vale mientras seas feliz, se sigue el sendero del consumismo; adquirir todo, gastar todo; solo así llegaremos a una supuesta felicidad. En este consumismo las personas se vuelven incapaces de decir “no” a los estímulos comerciales, que han creado falsas necesidades en la sociedad.

Hoy vemos a personas en esta gran crisis, desesperadas sin poder gastar y comprar todo lo que quieren. Realmente la están pasando muy mal, por no saber que la sobriedad es una gran virtud para vivirla y llevarla a cabo.

El camino hedonista, aparentemente es fácil para llevarlo a cabo, la sociedad nos lo impulsa, nos lo promueve, pero, ese mundo irreal no nos prepara para estos acontecimientos de la vida cotidiana. Todos estos padres de familia que buscan por todos los medios que los hijos no se enfrenten a un sufrimiento, para evitar lo que ellos sufrieron de niños, con cosas simples y sencillas cosas, dar todos los juguetes de moda, toda la ropa de marca que desean los hijos, toda la tecnología de punta, todas las salidas que buscan los hijos.

Hoy a más de diez años del incidente, el joven arriba mencionado les da gracias a sus padres por la vida, pero no les agradece para nada, el hecho que no lo educaron ni a él ni a sus hermanos, en el mundo real, sino en uno artificial creado para ellos. Este joven casado con un bebé me comentaba, la importancia que tiene para él hoy no estimular los instintos y pasiones de su hijo y los que vendrán, sino educarlos; enseñarles que la vida no es fácil, pero es importante vivirla el día a día.

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