¿Israel o Palestina? Tú decides, no el algoritmo

Uno de los temas más espinosos para opinar, especialmente en estos tiempos digitales, es el conflicto en Gaza entre Israel...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Uno de los temas más espinosos para opinar, especialmente en estos tiempos digitales, es el conflicto en Gaza entre Israel y el grupo terrorista Hamás. El nivel de crispación es tal que, sin importar el lado que se tome, prácticamente no existe opinión que calme los ánimos. Y esa tensión es uno de los mayores peligros que enfrentamos hoy, sobre todo en redes sociales.

Dentro y fuera de línea, no pasa un día sin que recibamos alguna dosis de información sobre el conflicto. Un video en TikTok, una publicación en Facebook o la enésima pelea en X: de una u otra forma, nos llega un bombardeo de datos sobre Israel, Gaza, Palestina y Hamás. El problema está en que atribuimos esa exposición al algoritmo, creyendo que él decide qué vemos... cuando la realidad es otra.

A primera vista, parece lógico pensar que el algoritmo define qué contenido consumimos sobre el conflicto en Gaza. Pero, si lo analizamos a fondo, ese razonamiento no es del todo cierto. Aceptar que el código actúa como una fuerza aleatoria, es ignorar un principio básico del determinismo: todo tiene una causa.

Y en redes sociales, esa causa somos nosotros.

Porque lo que vemos en nuestro feed no lo decide un código de programación, sino nuestra interacción con la aplicación, o sea, a lo que damos like, comentamos o compartimos. En otras palabras: consumimos lo que se ajusta a nuestras ideas y no lo que el algoritmo decide… aunque nos cueste aceptarlo.

Tanto el activista “de sillón” como el usuario honestamente interesado en informarse, temen reconocer que, al final, somos más pragmáticos de lo que afirmamos. Desde la comodidad de una pantalla, tomamos postura solo hasta donde nos conviene y mientras nadie nos cuestione, y cuando esto sucede, afirmamos que todo fue por el algoritmo.

Echarle la culpa al código de programación por lo que sabemos (o creemos saber) sobre Israel, Palestina o Hamás es una forma de evadir responsabilidad. Porque en el fondo, sí tenemos una postura, simplemente tenemos miedo de hacernos cargo de sus consecuencias.

Y justo en ese vacío es donde florece la polarización en redes sociales. Es el terreno fértil donde surgen figuras como Greta Thunberg o Charlie Kirk, que viven de exacerbar los ánimos, de alimentar una narrativa, ya sea de un lado o del otro.

Y eso no tendría nada de malo, si no fuera porque —entre tanto circo mediático— muchos usuarios terminan convertidos en payasos que gritan “Am Yisrael Chai” o “Free Palestine” sin tener idea siquiera de dónde está Gaza en el mapa.

Lo más leído

skeleton





skeleton