En la Cuarta Transformación siempre hemos sostenido que el bienestar no empieza en los grandes discursos, sino en la vida cotidiana de la gente: en el acceso a un salario justo, a la salud, a la educación y, sobre todo, a una vivienda digna.

Por eso el anuncio de la presidenta Claudia Sheinbaum, sobre la entrega de 6 mil 401 viviendas Bienestar en 2025, no es solo un programa nacional: es una ruta de justicia social que transforma realidades desde sus cimientos.

Durante décadas, miles de familias de bajos ingresos fueron excluidas del acceso a créditos formales. Se les orilló a endeudamientos imposibles, a viviendas sin servicios o a la frustración de no poder ofrecer un hogar seguro a sus hijas e hijos. Hoy eso está cambiando, y está cambiando para bien. Y en Quintana Roo, lo estamos respaldando con convicción.

Como diputado y como presidente del Consejo Estatal de Morena, sé que este modelo nacional encaja perfectamente con la visión de la gobernadora Mara Lezama, quien ha demostrado que la vivienda no puede ser un privilegio: es un derecho. Desde el Congreso del Estado hemos impulsado reformas que facilitan el acceso a regularización, infraestructura y programas que permitan que cada familia tenga un patrimonio real, no una ilusión hipotecada.

Quintana Roo acompaña y fortalece esta visión. Porque aquí, donde el crecimiento demográfico y el desarrollo turístico avanzan a gran velocidad, la vivienda digna es un pilar para construir comunidades más fuertes, más seguras y con mejores servicios. Con la entrega de viviendas Bienestar y la reestructuración de créditos injustos, damos un mensaje claro: la transformación también se construye casa por casa.

Las familias que reciban estas viviendas no solo obtendrán un techo. Obtendrán estabilidad, arraigo, esperanza. Y ese es el tipo de bienestar que transforma generaciones.