Migrar no es delito, es resultado del abandono
Mexicanos que hoy viven bajo el temor constante de ser detenidos, separados de sus familias o deportados por no contar con un documento...
En Morena sabemos que no hay transformación verdadera sin justicia social. Por eso, ante los lamentables hechos ocurridos en Los Ángeles, donde se llevaron a cabo redadas migratorias que afectaron a decenas de mexicanas y mexicanos, alzamos la voz con fuerza, con claridad y con compromiso. No estamos hablando de cifras, estamos hablando de personas: de obreros, jornaleras, madres solteras, estudiantes. Mexicanos que no migraron por gusto, sino por necesidad. Mexicanos que hoy viven bajo el temor constante de ser detenidos, separados de sus familias o deportados por no contar con un documento.
Detrás de cada rostro hay una historia truncada por la desigualdad, por un modelo económico que durante décadas expulsó a millones del país sin ofrecerles futuro. Desde morena, no romantizamos el sufrimiento ni justificamos la desesperación, pero tampoco criminalizamos la necesidad. Lo decimos con firmeza: migrar no es delito. Lo verdaderamente inaceptable es que se les persiga, se les estigmatice y se utilicen políticamente sus vidas.
Rechazamos toda forma de xenofobia, toda narrativa de odio disfrazada de ley, toda política que convierta en enemigos a quienes solo buscan sobrevivir. Exigimos el respeto a sus derechos humanos, a su integridad física y emocional, y al reconocimiento de su aporte invaluable a las economías y culturas tanto de México como de Estados Unidos.
Reconocemos el trabajo de la Secretaría de Relaciones Exteriores y de la red consular que defiende a nuestros connacionales. Pero desde cada estado, cada territorio donde morena tiene presencia, decimos con claridad: no están solos. No dejaremos a nadie atrás.
La Cuarta Transformación también se construye del otro lado de la frontera. Porque no hay patria completa si sus hijas e hijos viven con miedo fuera de ella. Seguiremos vigilantes, activos y solidarios, haciendo eco de una causa que no es de partido, sino de dignidad humana.