Quintana Roo: ¿prosperidad compartida o discurso optimista?
La visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a la capital del estado, sirvió como vitrina...
La visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a la capital del estado, sirvió como vitrina para que la gobernadora Mara Lezama mostrara con cifras y logros en mano el músculo económico, turístico y de seguridad de Quintana Roo.
El discurso fue cuidadosamente hilado: crecimiento histórico en inversión, atención al sargazo, cifras récord en turismo y, quizá lo más sorprendente, una reducción drástica en los homicidios dolosos y delitos de alto impacto.
De acuerdo con lo expuesto, el estado genera actualmente una derrama económica de 400 mil millones de pesos anuales, cuenta con infraestructura aeroportuaria de primer nivel, recibe a millones de turistas y es receptor de inversiones que superan los 2 mil millones de dólares. Proyectos como “Perfect Day México” en Mahahual y el desarrollo “LahunTiku” no sólo prometen empleos y derrama económica, sino que consolidan a la Costa Maya como un nuevo motor de desarrollo para el sur.
En materia ambiental, la estrategia contra el sargazo suena ambiciosa: kilómetros de barreras, flota de embarcaciones y la exploración de hasta 140 posibles productos derivados de esta macroalga.
Aquí se abre una ventana interesante: transformar un problema ambiental en una oportunidad económica sostenible. Si se concreta, Quintana Roo podría ser pionero mundial en esta industria emergente.
Pero quizá el dato más llamativo vino del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch: homicidios dolosos reducidos en 61.3% en un año, y en Benito Juárez —epicentro turístico y foco histórico de violencia— una baja de 70.6%. A ello se suma una caída de 29.2% en delitos de alto impacto, decomisos de toneladas de droga y cientos de armas, así como el rescate de víctimas de trata. En papel, un panorama alentador.
Sin embargo, el periodismo obliga a mirar más allá de los números oficiales. ¿Es esta reducción de violencia una tendencia sólida o un respiro temporal producto de operativos focalizados? En estados turísticos, la presión por mostrar seguridad es alta, y las cifras pueden ser interpretadas de formas distintas según la metodología usada.
Otro punto a considerar es si esta bonanza económica y turística realmente permea hacia todos los sectores. Quintana Roo es un estado de contrastes: mientras la zona hotelera de Cancún y los resorts de lujo muestran opulencia, existen comunidades mayas y colonias populares que aún padecen carencias básicas. La “prosperidad compartida” que defiende Lezama será auténtica en la medida en que los beneficios no se queden en manos de grandes corporaciones, sino que se traduzcan en empleos dignos, vivienda, salud y educación para la población local.
En el mismo sentido, el manejo del sargazo, aunque avanzado en infraestructura, debe pasar del enfoque de contención a uno de aprovechamiento industrial, con modelos que incluyan a comunidades costeras y no sólo a grandes empresas. Ahí es donde se medirá si el discurso de sostenibilidad es genuino o meramente decorativo.
La presencia de Sheinbaum y los elogios mutuos entre la presidenta y la gobernadora muestran una alianza política sólida. Si esta relación logra convertir los anuncios en resultados palpables y duraderos, Quintana Roo podría estar frente a una oportunidad histórica para equilibrar crecimiento económico con justicia social.
El reto está en que el brillo de los números no opaque la realidad de quienes todavía no sienten ese impulso en su mesa ni en su bolsillo. Porque la verdadera prueba de la “prosperidad compartida” no se mide en conferencias ni en titulares, sino en la vida diaria de la gente.