Teatro musical
Si pensamos en las características de un actor de teatro musical, este debe ser un verdadero artista integral, ya que, para destacar...
Si pensamos en las características de un actor de teatro musical, este debe ser un verdadero artista integral, ya que, para destacar en ese medio, se tienen que desarrollar habilidades en tres áreas fundamentales. Actuación, Canto y Danza.
Todo ello para construir y habitar un personaje de forma creíble, para transmitir emociones incluso cuando no hay texto, el poder adaptarse a diferentes géneros como la comedia, drama, sátira y demás; así como tener proyección, dicción y manejo de emociones habladas. A esto habrá que sumarle un control del aire, afinación, resonancia, proyección, no solo cantar bonito, sino dar vida emocional a la canción y poder cantar en distintos estilos. Esto no es fácil y requiere mucho entrenamiento físico y mental.
Además, tener buen sentido del ritmo y coordinación, conocimiento de distintos estilos de baile: jazz, ballet, tap, capacidad para ejecutar coreografías con energía y precisión. Resistencia física extraordinaria, ya que las funciones suelen ser demandantes. Sin olvidarnos de una disciplina impecable, pues el teatro musical exige ensayos largos y mucha constancia. Trabajo en equipo, ya que es una disciplina muy colaborativa.
Memoria y concentración, para retener textos, partituras, coreografías y marcas escénicas. Presencia escénica, que se refleja en un gran carisma, energía y conexión con el público. Ninguna disciplina exige tanto, ni siquiera la ópera. Realmente verdaderos entes formados en estas tres disciplinas, para que estas se orienten a la puesta en escena.
El intérprete debe de construir el personaje, juego escénico, improvisación y trabajo de escenas. Imposible no poseer una extraordinaria técnica vocal que maneje a perfección la respiración, la proyección y la colocación de la voz para la interpretación de canciones y canto en coro.
En la danza se debe manejar a la perfección ejercicios de calentamiento y conciencia corporal, técnica de jazz y movimientos teatrales; y estar abierto a montar coreografías simples o complejas que inspiren al montaje de las escenas musicales, integración de texto, música y movimiento. Para después presentar el trabajo escénico final. Interesante y complejo sin duda, el equivalente a bailar como Gene Kelly, cantar como Frank Sinatra y actuar como Dustin Hoffman. Hasta la próxima semana.