Transporte urbano en Chetumal

Después de muchísimos de espera, finalmente se ha anunciado la implementación de un sistema de transporte urbano en Chetumal...

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Después de muchísimos de espera, finalmente se ha anunciado la implementación de un sistema de transporte urbano en Chetumal, la capital de Quintana Roo. La promesa suena bien, como todas las que vienen cargadas de optimismo gubernamental y anuncios rimbombantes. Pero quienes vivimos aquí sabemos que esta historia ya la hemos escuchado antes, y que el desenlace, lamentablemente, ha sido el mismo: nada.

 Lo que debería ser una función elemental del ayuntamiento de Othón P. Blanco ha tenido que ser asumida una vez más por el Gobierno del Estado. No sólo están lanzando el proyecto de transporte público, también están reparando los baches, limpiando los parques olvidados y remendando las fallas que dejó pasar el municipio.

 ¿Y la presidenta municipal Yensunni Martínez Hernández? Pues muy ocupada en otras cosas, al parecer, porque su gobierno ha sido rebasado en tareas tan básicas como dar mantenimiento a las calles y espacios públicos.

 La falta de transporte urbano en Chetumal no es solo una carencia en infraestructura, es un síntoma del abandono institucional que ha sufrido la capital del estado durante años. A diferencia de Cancún o Playa del Carmen, Chetumal parece siempre quedar al final de la fila en los planes de desarrollo. Y cuando por fin se presenta una propuesta que podría transformar la vida diaria de miles de ciudadanos, lo hace en un contexto de dudas, escepticismo y ausencia de elevada participación ciudadana.

 Porque sí, las famosas mesas de consulta pública que supuestamente iban a recabar la opinión de los chetumaleños sobre el proyecto, tienen escasa convocatoria. No hubo multitudes opinando ni largas filas de ciudadanos con propuestas. Apenas algunos cuantos interesados, lo que habla de un desgaste en la confianza pública. La gente está cansada de participar y no ver resultados.

 Y lo peor es que, aunque el sistema de transporte se implemente, ¿en qué calles va a circular? Si alguien ha recorrido Chetumal recientemente sabe que es una ciudad llena de baches, hundimientos, zanjas mal tapadas, alcantarillas sin tapa y desfondes permanentes. Para que este sistema funcione de manera eficiente, primero tendrían que rehacer buena parte de la carpeta asfáltica de la ciudad. O en su defecto, empezar a capacitar a los choferes para sortear cráteres como si fueran obstáculos de rally.

 El anuncio del transporte urbano en Chetumal suena bien, pero la desconfianza es más que justificada. Lo ideal sería que la administración municipal tomara las riendas, asumiera responsabilidades y construyera un proyecto de ciudad a largo plazo. Pero como hasta ahora eso no ha ocurrido, todo apunta a que será el Gobierno del Estado quien tendrá que hacerle —una vez más— la tarea a un ayuntamiento ausente.

 Y como si el panorama técnico no fuera suficiente, el tema político tampoco pasa desapercibido. En pleno cierre del actual gobierno municipal y con el relevo a la vista, el anuncio del transporte urbano parece caerle como anillo al dedo a la presidenta morenista, Yensunni Martínez Hernández, quien seguramente ve el tema como un intento por contener el desgaste de la marca Morena en la capital del estado, donde la gestión municipal ha dejado mucho que desear, donde no hay más que abandono y falta de capacidad.

 Porque gobernar no es tomarse la foto en una unidad nueva. Gobernar es arreglar las calles, escuchar a la gente y asumir el trabajo que a uno le corresponde. Y en Chetumal, eso, lamentablemente, todavía no pasa. ¿Funcionará ahora sí el transporte urbano en nuestra capital?

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