Para entender la noción del inframundo maya es indispensable comenzar por la mitología de la región mesoamericana que señala a la cueva como lugar de origen de todos los pueblos. Eduardo Matos Moctezuma, indica con respecto al mito de origen de los pueblos mesoamericanos, que la cueva tuvo dos significados simbólicos en el periodo prehispánico.

El primero se refiere a la cueva como la matriz simbólica en donde fueron paridos los pueblos, como es el caso de Chicomoztoc y los mexicas. El segundo significado refiere a las cavernas como los lugares que comunican al inframundo, es decir, al lugar de los muertos.

Estos dos significados establecen, a su vez, la dualidad de la vida y la muerte.

La gruta es la matriz de donde nacen los pueblos y se asocia con la muerte, pues a través de las grutas se penetra al mundo de los fallecidos. Matos agrega que Tlaltecutli, Señor de la Tierra entre los mexicas, fue el gran devorador de cadáveres. A través de un ritual, los espíritus de los fallecidos regresaban a la matriz para ser paridos de nuevo.

Al nacer, se les asignaba un sitio según las circunstancias de su defunción. El ciclo de la vida y la muerte también se observaba en el mismo sol, pues era devorado por la caverna cada noche y renacía en la aurora. La cueva es, pues, lugar de origen y de destino, agregó Matos.

El inframundo entre los mexicas, denominado Mictlán, era concebido de forma casi idéntica a como lo imaginaron los mayas, quienes lo llamaron Metnal o Xibalbá.

Su definición más simple es “el lugar de los muertos” pero la comprensión total de su significado es muy compleja. De acuerdo con las fuentes disponibles, en el inframundo reinaban los dioses de la muerte y en este sitio tenían que llegar tarde o temprano los espíritus de los muertos.

En la concepción mesoamericana, la muerte no era una condición definitiva; se concebía como una etapa de tránsito del alma ya que desprovista de su cuerpo, llegaba al Inframundo a través de un recorrido que pasaba por nueve niveles subterráneos. Estar muerto era como pasar por un estado temporal en el eterno proceso de regeneración, mismo que propiciaba el surgimiento de la vida.

Durante el trayecto las almas tenían que enfrentar muchos peligros y sufrir penalidades conocidas y desconocidas. Se dice que en el camino había lugares oscuros, ríos subterráneos y paisajes desolados. Debido a estas ancestrales creencias, los muertos eran enterrados con cuantos objetos podrían serles
útiles en el viaje.

El inframundo también se concebía como el sitio donde nacieron las personas de las generaciones pasadas y al morir regresaban a su lugar de origen. La secuencia de la vida y de la muerte se concebía como un proceso dinámico e infinito.