Un grito para la historia

Educación y sociedad, columna de Cesia Rodríguez Medina: Un grito para la historia

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“En todas las naciones del mundo, ha sido apreciado el patriotismo de las mujeres: ¿por qué, pues, mis paisanos, aunque no sean todos, han querido ridiculizarlo como si fuera  un sentimiento impropio en ellas? ¿Qué tiene de extraño ni de ridículo el que una mujer ame a su patria, y le preste los servicios que pueda para que a estos se les dé, por burla, el título de heroísmo romanesco?”. Con estas palabras respondió Leona Vicario a quienes cuestionaban sus convicciones y su papel en la lucha por la Independencia de México.

Dos siglos después, por primera vez en la historia de México, una mujer alzará el puño y dará el Grito de Independencia, ¡Vivan las mujeres de la Independencia! La primer mujer presidenta de la nación, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, marcará el compás de la tradición en el 215 aniversario del inicio de nuestra lucha por la emancipación.

Las campanas no sólo resonarán: retumbarán con la fuerza, el coraje y el orgullo de una mujer que porta consigo siglos de resistencia y valentía. Ella no sube sola al balcón presidencial, marchan a su lado Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario y todas aquellas mujeres combatientes que la narrativa oficial olvidó; médicas, enfermeras, estrategas, insurgentas anónimas, todas ellas presentes, vivas en la memoria que hoy se niega a callar.

Este 16 de septiembre no es un acto ceremonial más, es un grito renovado, una ruptura con el silencio impuesto. Es un momento de reivindicación patriótica, donde la figura de la Presidenta se convierte en estandarte de una nueva era. Porque visibilizar a las mujeres en la historia no es un gesto simbólico, es un acto de justicia.

La imagen que nos regalará la madrugada del próximo 16 de septiembre será memorable para nuestra historia. De alguna manera, es también un momento pedagógico, porque marca un nuevo origen para la vida de las mujeres en México. Muchas de nosotras nos sentimos reconocidas en la figura y en la labor de nuestra Presidenta, quien, durante su primer año de gobierno, ha demostrado un profundo amor a la
patria, enfrentando las injurias imperialistas con inteligencia y sagacidad, y procurando el bienestar del pueblo de México.

No pretendo llenar estas líneas de elogios vacíos ni palabras rimbombantes. Lo que quiero es subrayar que este no es un hecho aislado ni insignificante. Me gustaría pensar que, en el futuro, este momento aparecerá en nuestros libros de texto como lo que verdaderamente es: un grito para la historia.

Esta vez, aunque los adversarios miren hacia otro lado, la historia se escribe con el puño firme y la voz de una mujer. 

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