Sensibilidad y profesionalismo decadente
Debate y salud, columna de Jacinto Herrera León: Sensibilidad y profesionalismo decadente.
En el sentido coloquial, cuando decimos que alguien es visceral nos referimos a quien más allá de la razón, preparación, inteligencia, o alta esfera que administra pierde cordura, y con prepotencia hostiga y maltrata, ya sea con la palabra, actitud o acción a muchos seres humanos. Es más, califican para acosadores. ¿Pero qué hace que alguien se transforme e inclusive olvide los principios básicos del respeto y la otrora emblemática educación de ejemplares maestros?, acaso es ¿el tener un puesto temporal de dirección o subdirección?
Pues bien, les puedo enumerar sinfín de motivos pudiendo citar la fatiga mental, el exceso de trabajo, la impotencia por limitación cerebral al haber alcanzado su nivel de incompetencia, o de forma extrema el estar envuelto(a) en actos de omisión y/o corrupción: ¡ah!, de estos abundan en las instituciones.
Lo anterior, lo traigo a colación porque en varias ocasiones hemos visto cómo quienes de alguna manera fueron “alfiles” y mostraban gran capacidad para continuar cimentando lo que con tanto trabajo y esfuerzo muchos logran para el colectivo, de la noche a la mañana se convierten en “ídolos con pies de barro”, dejando atrás largas horas de convivencia personal, laboral y social.
He insistido en sumadas ocasiones que no tiene mucho que ver el número de años y peldaños académicos que detentes, sino la moral y buenos principios que recibas desde el seno familiar, pero, sin duda, con el devenir cotidiano estos valores se fortalecen paulatinamente y terminan de moldear al individuo.
El proceso referido no es tan solo de unas horas, tarda más bien años sumando lustros y décadas de experiencia. Quien mejor que usted amable lector conoce de este diario picar piedra para alcanzar la meta visualizada desde la infancia.
Es lamentable que los escasos escotomas u ovejas negras a los que hago referencia se sienten “intocables”, embriagados en su mundo megalómano y, por si fuese poco, a veces su erradicación o eliminación de tajo se hace difícil, cuando se encuentra incrustado y/o protegido por leyes. Estos personajes con actitudes soberbias, amenazan el progreso que una nueva generación desea mejorar. Y no
contemplaron las aristas que hacen complicada la remoción o cambio de estafeta a una nueva generación, amenazando cual enfermedad cancerosa, infiltrar o dañar a quienes se encuentran bajo su mando.
Como profesional y respetuoso de las discrepancias que pueden existir entre semejantes, destaco que nadie esta libre de cometer errores, y mientras se este vivo, la oportunidad de resarcirlos. Lo que si es intolerable es la intransigencia, falta de respeto, sometimiento con violencia verbal y patológicamente sentirse superior a cualquiera. En el camino andamos y es el momento de escuchar al cerebro, quien con seguridad guiará cada una de tus acciones con la razón, aunque estés en oscuro archivo. Estamos en una época de cambios profundos en el mundo, no dejemos que la víscera nos meta en aprietos: ¡podría ponerse peor!