Cuba. Donde el mar se une con el cielo

Bufete jurídico, columna de José Luis Ripoll: Cuba. Donde el mar se une con el cielo.

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Caminando por el descarapelado malecón habanero reflexiono sobre la revolución cubana de 1959. Antes del triunfo revolucionario, La Habana era una ciudad con desarrollo sui generis, por una parte, amplias avenidas y fastuosos hoteles y edificios, por otra, la mayoría del pueblo sumido en la pobreza. Una ciudad engrandecida por los millones de dólares por turismo que ingresaba vía casinos, drogas y prostitución a manos de unos cuantos.

Antes del 59 La Habana era Las Vegas del caribe. Yates de lujo de todo tipo atracaban en el puerto. La diversión estaba garantizada.

Prostitución y drogas imperaba por doquier. Parte importante de la diversión estilo american way of life son las drogas. Porcentaje elevado de norteamericanos han probado por lo menos una vez en su vida. La Habana no escapaba a esa condición.

Aparente desarrollo imperaba ante los ojos del mundo. Un túnel por debajo del mar que atraviesa parte de la ciudad. Parecía una ciudad del primer mundo. Diego de Velázquez funda varias ciudades cubanas en el siglo XVI. En gran medida es el planificador de la ciudad de La Habana.

La mayor de las Antillas fue un país de sueños reparadores e ilusiones abigarradas. Llegaron los barbudos de la sierra Maestra, con gran apoyo popular. La gente vitoreaba a Fidel, Raúl, El Che, Camilo y Huber Matos, por decir sólo los más populares. Casi todos de apenas 30. Y ¿Ahora que hacemos? Se preguntaron los revolucionarios.

Dwight D. Eisenhower jugaba golf, más preocupado en el hoyo 8, que en recibir a Castro. El entonces vicepresidente Nixon lo hace sin inmutarse. ¿Qué buscaba Castro? Apoyo, dólares. Todo gobierno que aspire a ser efectivo necesita cash. Triste y desolado regresa a La Habana. A las pocas horas su rostro cambia, desde Moscú, Nikita Khrushchev, le ofrece dólares a cambio de su incondicionalidad a 90 millas náuticas de territorio norteamericano. Acuerdo pactado. La crisis de los misiles estaba en etapa embrionaria.

En Cuba no hay medias tintas. Miami y La Habana no aceptan puntos intermedios. Todo este tiempo e embargo estadounidense representa en total 164 141.1 millones de dólares. Ha sido brutal. Sin la menor duda, ha afectado la vida del cubano de a pie. Empero, no todo es responsabilidad del embargo, el sistema estatal burocratizante ha hecho su parte. El régimen so pretexto de la amenaza externa a agudizado el control y las medidas autoritarias contra ciudadanos y presos de conciencia. Dentro del país, todo aquello que se oponga al régimen es enemigo.

Ronald Regan curioso de conocer la situación real en la isla envió espía a la isla, después de tres semanas regreso a EU. El presidente: ¿Que viste? El espía: “No sé lo que vi”. En Cuba, las cosas no son lo que parecen.

Sigo por el desolado malecón en busca de una explicación universal erga omnes. (Válido para todos). Pero no encuentro más que el horizonte, el punto exacto donde el mar se une con el cielo.

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