“¡[…] me tapas el sol!”
Bufete jurídico, columna de José Luis Ripoll: “¡[…] me tapas el sol!”
“La guerra es la masacre entre gente que no se conoce, para provecho de gente que si se conoce pero no se masacran” Paul Ambroise Valéry
Aristóteles propone dos temas: la felicidad y la guerra. Para él, la felicidad es el punto de partida de su ética. Le llamaba la eudaimonía. Para nosotros, la felicidad es un misterio humano: para unos, es tener mucha comodidad y bienes materiales, en cambio para otros, es poder dormir tranquilo. Impera en el mundo de hoy la primera idea, la que asocia felicidad con placeres mundanos.
Coincidimos con Savater, que plantea que cuando se hable de felicidad siempre debe hacerse en primera persona.
Cada cabeza es un mundo, cada individuo busca un objetivo de vida. Se puede incluso llegar a tener mucho dinero y bienes materiales y, sin embargo, ser profundamente infeliz.
Se puede llegar a ser tan pobre, pero tan pobre, que lo único que se posea sea dinero. La riqueza material per se no proporciona felicidad, no obstante, hoy se convirtió en un fetiche.
Para algunos la obtención de riqueza justifica los medios. Aunque tampoco se trata de rechazar los bienes materiales, sino sólo verlos como medios, no como fines: quien ama el dinero solo puede llegar a un banco, pero si amas la vida seguro llegas a dios.
Diógenes “el cínico” pretendía hacer filosofía desde su sencilla estancia en un tonel. Caracterizado siempre junto a perros callejeros, desnudo, haciendo sus necesidades fisiológicas al aire libre, sin ningún recato social, consideraba que el hombre no necesita más que la naturaleza para ser feliz.
Un día Alejandro Magno, el gran guerrero, hijo de Filipo II rey de Macedonia y amigo personal de Aristóteles de Estagira, quiso conocer al cínico, ya había escuchado de él.
¡Pídeme lo que quieras! Le propuso Alejandro, sabedor de su gran poder político, empero Diógenes le respondió sin titubear: “Quitarte de ahí, que me tapas el sol.”
El otro aspecto planteado es la guerra. Aunque la violencia nunca puede ser considerada como método idóneo para vivir en paz, se trata también de una realidad lacerante: la guerra ha sido una constante en la historia del hombre.
“La guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz” sostiene el ensayista alemán Thomas Mann. Ya desde 1625 Hugo Grotius sostenía en De jure belli ac pacis, el derecho de las naciones a la
legítima defensa.
David Hume asevera que la guerra entre los hombres se origina cuando aparece el concepto de propiedad. El hombre posmoderno puede llegar al extremo de asesinar a sus semejantes con tal de arrebatarle sus pertenencias. Se olvida que lo único material que nos llevamos al morir es nuestro cuerpo.