Detrás de la sonrisa de Gael hay una batalla ganada: la de un corazón que volvió a latir con fuerza. A sus nueve años, juega, corre y sueña con regresar a la escuela, como cualquier niño. Pero antes de llegar a ese momento, su historia comenzó entre quirófanos, monitores y cuidados intensivos.

Originario de la comunidad de Komchén, en Mérida, Yucatán, Gael se convirtió en uno de los primeros pacientes con trasposición de grandes arterias atendido en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán (Hraepy) IMSS Bienestar, una cardiopatía congénita en la que la aorta y la arteria pulmonar están invertidas y que compromete la vida desde los primeros días.

Cuando tenía apenas un mes de nacido, su supervivencia dependía de una cirugía compleja. El procedimiento se realizó a tiempo y permitió que su corazón siguiera latiendo. Desde entonces, el equipo de Cardiología Pediátrica ha acompañado cada paso de su crecimiento, incluyendo una angioplastia y la colocación de un stent, con una evolución extraordinariamente favorable.

Hoy, Gael habla con la timidez y la valentía de alguien que ya enfrentó desafíos inmensos. “Me siento bien y con muchas ganas de regresar a la escuela para jugar con mis amigos. Conozco bien a mis doctores y los quiero”, dice con una sonrisa amplia.

A su lado, su madre, Rosario Dzul Pacheco, recuerda lo que han vivido con una mezcla de alivio y gratitud: “Durante todo este tiempo nunca hemos tenido que pagar nada, y siempre nos han tratado con cariño y profesionalismo. Estoy muy agradecida con todos los doctores que han permitido que mi hijo siga aquí,
disfrutando su infancia”.

Este 2025, el Hraepy IMSS Bienestar ha realizado 42 cirugías de cardiología pediátrica y 93  cateterismos con atención gratuita para niñas y niños con cardiopatías congénitas

Para la doctora Ely Sánchez, jefa del Servicio de Cardiopediatría del Hraepy IMSS Bienestar, el caso de Gael demuestra el valor del diagnóstico oportuno y la alta especialidad. “Gaelito nos llegó cuando tenía aproximadamente 20 días de vida. Ya era un bebé grande para el tipo de patología que tenía, pero se logró estabilizar y realizarle una cirugía compleja que le permitió sobrevivir”.

Hoy, lo cuenta con orgullo: “Es un niño completamente normal, juega, corre, practica fútbol. Eso nos llena de alegría, porque muchas veces se piensa que estos niños no podrán tener una vida normal, y no es así”.

La especialista recuerda que cada logro es el resultado de un esfuerzo colectivo: “Los resultados que tenemos no son solo de los médicos; somos un equipo completo: enfermeras, técnicos, camilleros, personal de limpieza. Todos participamos para que un solo bebé pueda salir adelante”.