Paro docente ad infinitum

Por más que la Secretaría de Gobierno de Quintana Roo quiera aparentar control, el conflicto magisterial que inició como un paro focalizado...

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Por más que la Secretaría de Gobierno de Quintana Roo quiera aparentar control, el conflicto magisterial que inició como un paro focalizado, se ha convertido en una auténtica bola de nieve que ya les pasó por encima a las autoridades estatales. A casi mes y medio de iniciado el paro laboral de los docentes —que comenzó el 26 de febrero— la situación no solo sigue sin resolverse, sino que cada vez se enreda más.

Y las principales responsables de este descontrol tienen nombre y apellido, la secretaria de Educación, Elda Xix Euán, y principalmente, Cristina Torres Gómez, secretaria de Gobierno y encargada de llevar la representación del Ejecutivo estatal en este tipo de conflictos. La misma Cristina Torres que alguna vez fue reconocida por su capacidad política, hoy luce completamente rebasada, errática, y sin margen de maniobra.

Mientras otros estados que también se sumaron a los paros contra la iniciativa de reforma a la Ley del ISSSTE ya regresaron a clases, Quintana Roo es el único que continúa en paro indefinido, lo que habla del fracaso total de la interlocución estatal. En lugar de negociar con firmeza, pero con sensibilidad, Torres Gómez permitió que el movimiento creciera, que se radicalizara, y lo peor: que perdiera la confianza en las autoridades.

El sábado, tras más de 11 horas de negociaciones, el Comité Central de Lucha rechazó la propuesta oficial del Gobierno del Estado. ¿La razón? El documento se deslinda de las demandas más sensibles de los maestros, al dejar toda la responsabilidad en manos del Gobierno Federal.

Es decir, la autoridad local únicamente actuará como “puente”, como buzón de quejas, y eso, en este punto del conflicto, simplemente es inaceptable para un gremio que ha resistido más de 40 días de presión, plantones, bloqueos y señalamientos.

Ahora, los maestros están en una encrucijada: o mantienen su protesta bajo sus propios términos, sin la venia del gobierno estatal, o corren el riesgo de que todo lo conseguido hasta ahora se derrumbe. Porque sin un canal institucional que los respalde, sus logros podrían ser ignorados, y el desgaste físico, emocional y político será más difícil de sostener.

Lo que es un hecho es que las clases no se reanudarán tras Semana Santa. Y mientras tanto, miles de alumnos seguirán sin educación, y padres de familia sin respuestas claras. El escenario se complica aún más con la propuesta de sumarse al paro nacional convocado por la CNTE para el 15 de mayo, lo que podría llevar este conflicto a una nueva dimensión de presión nacional.

En este contexto, los quintanarroenses tendrían que hacer un alto y preguntarse si sus funcionarias están a la altura de este momento. Porque más allá de las mesas de trabajo y las minutas rechazadas, lo que hoy se necesita es una verdadera estrategia política. Una que entienda que el conflicto ya no es solo salarial o administrativo: es una lucha por respeto, por dignidad y por representación.

¿Podrán las autoridades locales, algún día, salir de este conflicto en solitario? [email protected]

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